102 años

Querido abuelo,

Hoy el calendario nos recuerda que, si aún vivieras, hoy cumplirías 102 años. Lamentablemente, no pasaste de los 81, porque la vida sin la abuela se te había convertido en una condena insoportable.
Pese a tu semblante de hombre duro e inquebrantable, en el fondo, siempre fuiste un sentimental. La amaste desde niño y toda tu vida sentiste celos hasta del aire que ella respiraba.

En ocasiones te perdieron las formas y el tono de las palabras que empleabas para con los tuyos, pero es muy fácil y muy injusto criticártelo ahora, cuando habitamos un mundo tan diferente del que tú conociste.


Se me hace raro tutearte, porque mientras viviste, nunca me atreví a hacerlo. Ni siquiera tu hija, mi madre, dejó nunca de tratarte de usted. Con todas esas barreras a la hora de relacionarnos, no es difícil entender que nunca nos dijésemos que nos queríamos, aunque supiéramos que así era.

Fuiste un buen abuelo. Paciente, entregado y muy buen maestro. Me enseñaste todo lo que sé del campo y de sus criaturas. También aprendí de ti a cultivar la paciencia porque siempre nos decías que, si nos portábamos bien, cuando fuésemos mayores nos entregarías los tesoros que guardabas en el armario empotrado de tu habitación. Allí iban a parar todas las reliquias que encontrabas en tus paseos por el campo y por la montaña, al igual que todos los regalos que te hacían. Siempre fuiste un buen recolector y un pionero del reciclaje. Tu empeño en aprovechar todo lo que encontrabas, obró el milagro de que un día llegases a casa con un montón de libros que habías hallado junto a un contenedor de basura. Estaban prácticamente nuevos y resultó que eran los mismos que mis padres no me podían comprar para cursar octavo de básica. Gracias a ellos pude acabar EGB.

Fuiste un hombre parco en palabras y en demostraciones de afecto, pero supiste ganarte un hueco en mi corazón. Pese a las muchas diferencias que nos separaron mientras vivías porque yo nunca comulgué con tu filosofía de la vida ni con la idea que tenías de cómo debíamos comportarnos las mujeres, creo que siempre te respeté y tú me respetaste a mí. Y en ese respeto mutuo supimos entendernos y querernos.

En la vida todos cometemos muchos errores, pero el principal de ellos es no dignarnos a aprender a perdonar los errores de los demás. Consentir que pese más lo negativo que lo positivo de las personas nos hace muy indignos y muy despreciables.

Yo prefiero quedarme con los momentos que tuve la inmensa suerte de disfrutar contigo, cuando íbamos de excursión y nos enseñabas a diferenciar las distintas especies de pájaros o a recoger flores silvestres para la abuela y, cuando cada Nochebuena, nos hacías tu particular versión del Tió disfrazándote de bruja y haciéndonos reír hasta dolernos el cuerpo. Yo me quedo con ese abuelo, que es el que la abuela adoraba. Menudo tándem fuisteis los dos en vida.


¡Muy Feliz Cumpleaños!

¡Te quiero!


Estrella Pisa
12 de marzo de 2018

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