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Mostrando entradas de 2022

Retorno al Edén

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  Imagen encontrada en Pixabay Los androides habían arrasado los campos de cultivo y, en su lugar, habían sembrado la Tierra de placas fotovoltaicas y molinos de viento que abastecían de energía su cada vez más creciente población. A menudo mandaban patrullas a explorar los túneles subterráneos en busca de niños despistados a quienes capturar para obligarles a trabajar en las minas de litio que necesitaban para recargar o sustituir sus baterías. Los constantes enfrentamientos entre los dos bloques en los que se habían dividido provocaban demasiadas bajas, poniendo en peligro la continuidad del sistema que habían creado. Cada nuevo androide que habían de fabricar suponía un coste cada vez más elevado, pues los recursos del planeta se estaban agotando. Si no hacían algo para remediarlo, intuían que podían acabar extinguiéndose. Llevaban tiempo explorando el espacio exterior, nutriéndose de toda la información registrada en las bases de datos que nunca consintieron destruir, pese a l

No soy mala...

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  Dibujo de Jessica Rabbit encontrado en Wikipedia  El primer sábado que pasó con su padre, también fue la primera vez que él la llevó al cine. Berta tenía seis años y no paraba quieta ni cuando dormía, importunando continuamente a los demás con sus exigencias y sus berrinches. Aquella tarde en el cine, su padre se sorprendió al verla tan concentrada en la película que estaban viendo. A Berta le encantaban los dibujos animados y se destornillaba de risa cuando uno aplastaba al otro. Pero aquella tarde no reía. Estaba como abducida por Jessica, la deslumbrante esposa de un conejo al que todo el mundo parecía querer engañar. Cuando salieron del cine, Berta miró fijamente al padre diciéndole: -   ¿Lo ves? No soy mala, es que me han dibujado así. Le habían contado que su gemela había muerto al nacer y ella se había sentido culpable de haber sobrevivido. Con los años, aquella culpa se había ido revistiendo de capas de maldad. No soportaba que alguien la quisiera, porque no se sentía merece

Un amigo de Liverpool

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  La primera vez que le vio acababa de cruzar el umbral del hotel en el que se disponía a pasar una semana de vacaciones con sus compañeros de clase. No destacaba especialmente entre los otros chicos que le acompañaban salvo por la mirada. Aquellos ojos de un azul casi transparente que, por un momento, se habían cruzado con los suyos y habían despertado algo más que su curiosidad. Nada más llegar a la habitación que compartiría con su compañero Alberto, Raúl se dispuso a deshacer su maleta y a colocar todo su contenido en el armario, desoyendo el consejo de su compañero de dejar dicha tarea para más tarde y buscar la manera de llegar cuanto antes a la playa. Raúl siempre había sido el "rarito" de la clase, el empollón que se empeñaba en hacer siempre lo que se esperaba de él, sin protagonizar nunca un escándalo ni motivar ni la mínima queja de sus profesores. Aunque, lejos de aquella imagen que todos parecían haberse formado de él, Raúl se empeñaba en mantener en secreto sus

Con los pelos a su aire

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  Foto de mi autoría. -   Podrías peinarte antes de salir a la calle - le espetó su hermana mayor cuando la vio aparecer por la cafetería en la que habían quedado. -   No te metas otra vez con mis pelos. Como podría explicarte Quino, por boca de Mafalda, "mis cabellos tienen libertad de expresión".  Las dos hermanas no podían ser más diferentes. Carla, la mayor, era de esas mujeres que no salen a la calle sin maquillar ni sin taconazos ni para ir a la vuelta de la esquina a tirar la basura. Agobiada desde que tuvo uso de razón por lo que pudiesen decir de ella los demás, se acostumbró a vivir ciñéndose a unas rutinas y protocolos que no le permitían dejarse llevar simplemente y disfrutar abiertamente de cada etapa. Todo en ella carecía de naturalidad y, por más que se esforzara, costaba trabajo tomársela en serio, porque daba la impresión que hablaba hasta donde creía que podía hablar y se comprometía lo justo con quienes la rodeaban. Lucía, en cambio, nunca había perdido

Vivir antes de morir

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Su naturaleza fue enfermiza desde niña, habiendo pasado durante su primer año de vida más tiempo en el hospital que en su casa. Creció entre algodones y pronto comprendió que su fragilidad era una ventaja para ayudarle a conseguir de los demás cuanto se proponía. Con los años, siguió escudándose en su precaria salud para saltarse cualquier responsabilidad y, cada vez que su padre cuestionaba su comportamiento, no tenía ningún escrúpulo en fingir cualquier síntoma para que la llevasen al hospital. Tampoco le importaba someterse a diferentes pruebas si la recompensa era una buena temporada de baja. Todo cambió el día que sus padres murieron. Tenía veintisiete años y nunca había hecho otra cosa que fingir estar enferma. Acudió a su médico, pero este se había jubilado. Ocupando su plaza se encontró a Luis, antiguo compañero de secundaria que la conocía bien. Ella desplegó ante él sus fingimientos, pero él, después de hacerle diferentes pruebas y de estudiar su amplio historial, le espet