Un amigo de Liverpool

 

La primera vez que le vio acababa de cruzar el umbral del hotel en el que se disponía a pasar una semana de vacaciones con sus compañeros de clase. No destacaba especialmente entre los otros chicos que le acompañaban salvo por la mirada. Aquellos ojos de un azul casi transparente que, por un momento, se habían cruzado con los suyos y habían despertado algo más que su curiosidad.

Nada más llegar a la habitación que compartiría con su compañero Alberto, Raúl se dispuso a deshacer su maleta y a colocar todo su contenido en el armario, desoyendo el consejo de su compañero de dejar dicha tarea para más tarde y buscar la manera de llegar cuanto antes a la playa. Raúl siempre había sido el "rarito" de la clase, el empollón que se empeñaba en hacer siempre lo que se esperaba de él, sin protagonizar nunca un escándalo ni motivar ni la mínima queja de sus profesores. Aunque, lejos de aquella imagen que todos parecían haberse formado de él, Raúl se empeñaba en mantener en secreto sus verdaderos sentimientos por miedo a la reacción que pudieran tener en su familia, en el instituto o en la universidad en la que se había propuesto estudiar si llegasen siquiera a sospechar que a él le atraían los chicos.

Tenía conocidos que no habían tenido ningún problema en salir del armario desde hacía años, pero pese a admirarles, nunca se había atrevido a acercarse demasiado a ellos, por miedo a que los demás pudiesen sospechar que él también fuese como ellos.

Aquel primer día en el hotel se había limitado a apuntarse a una excursión por el centro histórico de la ciudad junto a sus compañeras Begoña y Araceli, entusiastas del Medievo como él, y poco amigas de pregonarse ligeras de ropa por las playas ni por los chiringuitos. A la hora de la cena coincidieron todos en el mismo comedor con un grupo de estudiantes de Liverpool, con los que algunos como Alberto ya habían entablado contacto en la playa en la que habían pasado buena parte del día.

-  Raúl- le llamó Alberto- Mira, te voy a presentar a mis nuevos colegas: Son Scott i Ben- Al tiempo que les presentaba a Raúl como su compañero de habitación y el tío más freaky de su instituto. Raúl no pudo más que bajar los ojos y enrojecer sin remedio, al descubrir aquellos ojos azules que Ben no le quitaba de encima.

Durante la cena, en la que Raúl apenas había probado bocado, Alberto no había parado de hablarle del grupo inglés y de lo que le habían contado sus nuevos amigos.

-  Estos tíos son la mar de enrollados. Son íntimos amigos desde críos, pero en cambio no pueden ser más diferentes. A Scott le gustan las tías de dos en dos, mientras que a Ben lo que le van son los tíos, pero juntos son tope divertidos. Mañana te vienes con nosotros- le espetó sin darle lugar a réplica.

La nueva mañana sorprendió a Raúl con un dolor de cabeza incipiente que no presagiaba nada bueno. Le ocurría lo mismo cada vez que tenía que enfrentarse a algo que sentía que no podía controlar. Por un lado, se había pasado la noche contando las horas para volver a ver a Ben, pero por otro temía lo que sus compañeros pudiesen pensar de él. Alberto, avispado como nadie, no tuvo ningún pudor a la hora de despejarle las dudas que Raúl sólo se había atrevido a formularse mentalmente.

-  A Ben le has gustado desde que nos vio entrar en el hotel.

-  Pero, ¿qué dices?

-  No disimules Raúl. Llevo años sabiendo que eres gay. Y como yo, todos los demás.

-  ¿En serio? Pero si yo nunca...

-  Hay cosas que no hace falta verbalizarlas. Simplemente, se notan.

Alberto le animó a dejarse llevar por una vez en su vida y a disfrutar de aquel viaje de fin de curso que debería ser el preludio de una vida universitaria que podía depararle grandes alegrías si se daba permiso para experimentarlas.

A diferencia del día anterior, aquel día Raúl sí le hizo caso a su amigo. No sólo se dejó llevar con Ben, sino que el resto de aquella semana permitió que se desatase entre ellos una pasión que ni en sus mejores sueños habría sido capaz de imaginar que viviría.

Llegado el momento de la despedida, se prometieron que su historia continuaría y que harían por visitarse en sus respectivos destinos. Durante los primeros meses, las llamadas y WhatsApps fueron una constante diaria que les mantuvo unidos en la distancia, pero nunca volvieron a encontrarse por las excusas que Raúl fue elucubrando. Todo acabó por estropearse entre ellos cuando Ben se presentó en casa de Raúl un día de Navidad. La pretendida sorpresa con la que el primero había querido obsequiar a Raúl, le cayó al segundo como un jarro de agua fría.

- ¿Quién es, Raúl?

-  Es Ben... Un ... amigo de Liverpool.

- Encantada Ben, yo soy Bea, la novia de Raúl- Mirando extrañada a Raúl, le increpó: ¿Cómo es que nunca me has hablado de él? - Y se volvió de nuevo hacia Ben: - Entra, siéntate con nosotros.



Estrella Pisa


Relato con el que participo en el concurso de relatos XXXIII edición de El gran Gatsby de Francis Scott Fitzgerald, que promueve el blog El tintero de oro.





Comentarios

  1. Una pena cuando, como en este caso, los prejuicios los llevemos nosotros y eso nos impida disfrutar de cómo somos realmente, un buen relato, éxito en el concurso.
    Un abrazo, Estrella

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    1. Muchas gracias, mujer de negro. Lo peor de los prejuicios es cuando los anidamos dentro de nosotros mismos, pese a que a nuestro alrededor nadie parezca atacarnos con ellos. El miedo a lo que pueda pasar, siempre resulta mucho más aterrador que lo que acaba pasando en el peor de los escenarios.
      Un abrazo.

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  2. Pues Raul ya se ha metido en un problema bastante grande ahora debe escoger o Bea o Ben, porque corre el riesgo de perder a ambos.

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    1. Hola José,
      Quizá perderlos a ambos sea lo mejor que pudiese pasarle. Sólo así entendería, quizá, que el problema lo tiene consigo mismo y no con los demás. Cuando tratamos de autoengañarnos, todo lo que tratamos de construir sobre nuestra mentira puede desmoronarse en cualquier momento. Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  3. Muchas gracias, Estrella, por participar con este relato en el homenaje a Fitzgerald. Un abrazo y suerte.

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  4. Hola Estrella, ese jarro de agua lo he sentido hasta yo. Buena historia. Un saludo.

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    1. Muchas gracias Ainhoa. A veces, dejarnos llevar por el miedo a los problemas que puedan surgir de seguir adelante con una relación que tememos no aprueben en nuestro entorno es la peor manera que elegimos de conformarnos con una vida que no debería ser para nosotros. Vivir de cara a la galería no es vivir, sino minarte la vida y minársela a quienes tratan de vivirla contigo. Un abrazo.

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  5. Hola Estrella, me gusta que tocaras el tema de los amores gay en tu relato. Es una pena que al final Raúl no se permitiera vivir el amor a plenitud. Gracias por este relato y mucha suerte en el concurso.

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    1. Muchas gracias Ana. A mí no me gusta hablar de "hombres" ni de "mujeres. Prefiero hablar de PERSONAS. Personas que sienten y padecen, que sueñan y que viven, que se atreven a hacer lo que sienten que quieren hacer, peleando por defender lo que son por dentro y por fuera. Amamos a personas, no a colores, no a géneros, no a ideologías ni a credos. Creo que el mundo conseguirá ser un lugar mejor cuando dejemos de distinguirnos por las supuestas diferencias que nos separan y aprendamos a hacer de esas diferencias nuestro nexo de unión. Un abrazo.

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  6. Iba todo demasiado bien. Luego me dije, normal, tan jóvenes es demasiado difícil llevar una relación a distancia. Y después pensé, las sorpresas así no acaban bien, pero creí que si tendría una nueva pareja, pero un chico, no una chica.
    ¿Por qué el protagonista se va con una mujer si todo el mundo acwpta que sea gay? ¿A caso podría ser bisexual? ¿O él mismo se avergüenza de sí mismo?

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    1. Hola Flor,
      Muchas veces nos escudamos en el qué dirán los demás para justificar nuestra incapacidad de aceptarnos nosotros mismos tal y como somos. Raúl lo tenía todo a favor, pero se falló a sí mismo. Estando lejos de su ambiente habitual no tuvo ningún problema en dejarse llevar con Ben, pero una vez volvió a sus rutinas, fue incapaz de mantenerse fuera del armario. Es una lástima que una persona sea incapaz de mirarse a sí misma a la cara y aceptar lo que ve.

      Un fuerte abrazo.

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  7. Hola Estrella. En esta historia de amores adolescentes, parece que el único que no es capaz de aceptarse a sí mismo tal como es ha sido finalmente Raúl, que ha preferido seguir los cánones sociales establecidos antes que aceptar que es como es, y que los demás deben aceptarlo también. Quien más pierde en esta historia creo que es Bea, a la que tarde o temprano la realidad la salpicará de lleno. Me ha gustado mucho ese final abierto y derrotista. Un saludo.

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    1. Efectivamente, es tal como lo argumentas. Y quienes más pierden, en estos casos, siempre son las personas que se enamoran de estos individuos que se quieren tan poco a sí mismos que son incapaces de valorar lo que puedan llegar a importarles a los demás. Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  8. ¡Ay esos hombres y mujeres que tuvieron que seguir las normas sociales para aparentar una normalidad dentro de lo a-normal, o sea, de lo que se salía de la norma! , pero ¿cuáles son los parámetros de la normalidad?, ¿quién o quiénes los dictan?
    Eran otros tiempos, aún lo sigue siendo en otros territorios donde se impone la moral por encima de la lucidez.
    Tu relato, Estrella, es un retrato esperpéntico de lo que había, y da tristeza los abismos a los que condena quien está en situación de gobernar.
    Ahora, como existe la moda del los-las-les que personalmente me parece una pantomima, pues no profundiza en la esencia humana, puesto que la esencia humana carece de géneros, pues eso, que es más de lo mismo pero un poco disfrazado.
    Me has hecho pensar con tu historia, Estrella, y eso no se hace, compañera (sonrío)

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    1. Hola Tara,
      Me encanta eso que dices de que te he hecho pensar con esta historia. Creo que si una lectura no nos da que pensar deviene en un simple pasatiempo. Como dices, la historia de Raúl es la historia de muchas personas que en otro tiempo decidieron hipotecar sus vidas y las de sus parejas por no salirse de los límites que otros les habían marcado. Lo que no se entiende es que, cuando parece que lo tienes todo a favor, como en el caso de Raúl, decidas volver a encerrarte en tu particular armario y finjas una naturaleza que es contraria a la tuya para pasar desapercibido. Creo que toda la vida han habido personas que han sabido luchar por ser quienes eran de verdad y otras que han preferido rendirse antes de presentar batalla.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  9. Guardar las apariencias y seguir el mundo correcto es una buena manera de sembrar la infelicidad.

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    1. Desde luego que sí, Gustab. El día que entendamos que no existe un solo mundo correcto, sino que hay tantos mundos correctos como individuos y que de lo que se trata en la vida es de atrevernos a descubrir cuál es el nuestro, quizá seremos capaces de llegar a entendernos y de aprender a respetarnos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  10. Muy bien relatado ese romance, esos sentimientos escondidos que al fin fluyeron. Lo que no se espera es la sorpresa final, pero dejas un final abierto, como abiertas nos gustaría que fueran sus mentes para que llegaran los tres a buen puerto.
    Un abrazo

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Maite. Si fuésemos capaces de abrir un poco más la mente y de entender que no podemos ofrecerle nada bueno a los demás mientras nos estamos negando a nosotros mismos nuestra propia naturaleza, quizá empezaríamos a comportarnos como personas a las que mereciera mucho la pena conocer.
      Un abrazo.

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  11. Es una pena cuando los prejuicios de los demás, se convierten en nuestros, y no nos dejan vivir como queremos! Bonita historia aunque no tenga final feliz, es real como la vida misma! Saludos!

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo Marifelita. A veces los prejuicios de los demás no son las peores piedras con las que tropezamos en el camino. En sus Cuentos para pensar, Jorge Bucay tiene un relato titulado Obstáculos en el que su protagonista le pregunta a un niño por qué tuvo que superar tantos obstáculos para llegar al destino soñado y el niño le contesta que esos obstáculos no estaban antes de que él llegara, porque los trajo él mismo.
      Los peores jueces con los que podemos toparnos están en nuestra propia conciencia.

      Un abrazo.

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  12. Buenos días Estrella.
    Pues me parece que Raúl ha caído en su propia trampa: debe escoger a Bea, dejando contenta a la sociedad del qué dirán, o a Ben, el amor de su vida. Y corre el riesgo de perder a los dos.
    ¡Buen relato!
    Suerte en el concurso. Saludos.

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    1. Hola Trujamán,
      Desde luego que Raúl ha caído en su propia trampa eligiendo el camino que le ha parecido más fácil. Dicen con mucho acierto que lo barato puede llegar a salirnos muy caro. En la vida de cada uno, rendirse antes de tiempo y optar por la vía menos complicada nos puede conducir directamente al infierno.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  13. Hola, Estrella. Este no sale del armario ni aun padeciendo claustrofobia, vaya elemento. El caso es que como Juan Palomo él se lo guisó y se lo comió. Seguramente con el paso de los años se acuerde del tren que perdió y se acepte para poder volver a ser aceptado.
    Saludos y suerte.

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    1. Desde luego que no sale del armario ni aunque se le declare dentro un incendio. Es una lástima, pero existen personas así de ingratas con su propia vida.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  14. Hola Estrella , por la cobardía de Raúl , no será feliz y Bea tampoco.
    Me alegro de volver a ver que participas en el reto del tintero de oro.
    Besos de flor.

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    1. Muchas gracias Flor. Los que se atreven a vivir mintiéndose a sí mismos, deberían tener la decencia de abstenerse de mentir a los demás. Pero está claro que se valen de los demás para seguir justificándose ante el espejo. ¡Qué miserables!

      Un abrazo.

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  15. Qué vida infeliz le espera a Raúl y a su futura esposa, por un momento fue feliz, pero guardando las apariencias de esa manera su vida es un boleto a la infelicidad.
    Muy buena historia, saludos, PATRICIA F.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo Patricia.
      Suerte que en los tiempos que vivimos las parejas no tienen por qué aguantarse para toda la vida y que, en algún momento, Bea podrá entender que merece estar con alguien mejor.
      Un abrazo.

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  16. Hola Estrella. Menuda sorpresa se llevó Raúl. Me hiciste recordar esos viaes de hotel y sus escursiones donde conoces gente maravillosa. Un precioso relato. Abrazos

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  17. Los secretos a gritos no siempre los saben todos. Sobre todo la familia. Con un elemento externo, se atrevió, pero de nuevo en casa , ños miedos le pudieron y sobre todo la presión.
    Estoy de acuerdo en eso que has comentado de PERSONA. En cambio; cada hay vez mas generos
    Abrazoo

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    1. Hola Gabilante,
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Sin duda, es más fácil que nos conozcan mejor los que no comparten nuestro día a día, que los que conviven con nosotros durante años. Pero también suele pasar que, en ocasiones, tememos más lo que puede llegar a pasar que lo que acabaría pasando realmente. Y ese miedo nos paraliza tanto que no nos permite ser quienes somos de verdad.
      Como dices, cada vez hay más géneros y no imagino en qué derivarán las relaciones humanas en las próximas décadas. Ya se están dando casos de personas que se casan consigo mismas, o con hologramas y robots. Son distintas formas de encontrarle sentido a la propia vida. Todas respetables mientras no dañen las vidas de los demás.

      Un abrazo.

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  18. Hola, Estrella:
    Un relato tranquilo en su forma y contundente en su fondo. Demasiadas veces la intolerancia de la que nos quejamos comienza en uno mismo.
    Un abrazo, compañera.

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    1. Totalmente, Nino. Las personas no dejamos de ser como espejos para las demás. Reflejamos en los demás ni más ni menos que lo que somos. Cuando lo que se refleja son nuestros miedos, mal asunto. Muchas gracias por leerlo y comentarlo. Un abrazo.

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  19. Hola, Estrella. Muy buena la historia que nos cuentas. No todos son valientes para salir del guion esperado. Ni en todos los lugares y entornos sociales es fácil romper las barreras. Pero el protagonista de tu relato es un egoísta por no ser honesto con la novia.
    Un saludo.

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    1. Hola Carmen,
      Desde luego que Raúl es un egoísta, que se cree con derecho a tratar de engañar a todos, cuando en realidad puede que al único a quien esté engañando sea a él mismo. Los demás se pueden enfadar al descubrir sus mentiras y acabar huyendo, pero él no puede huir de sus propios prejuicios.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un abrazo.

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  20. Qué final, Estrella! Me ha gustado mucho como has narrado una relación de amistad y de respeto. También la historia de amor entre ellos dos. Es una pena que el final del relato sea la realidad para muchas personas. Ojalá, algún día, los finales de estas historias de amor sean felices. Enhorabuena!

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    1. Muchas gracias, Mayte. Por leerlo y por este comentario tan generoso. Afortunadamente, cada vez sabemos de más historias entre dos hombres o entre dos mujeres que no sólo logran abrirse paso con libertad, sino que se acaban consolidando en el tiempo.
      Un abrazo.

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  21. No hay nada peor que aparentar lo que no somos. Me refiero en todos los aspectos de la vida. Ello nos lastra a la hora de tomar decisiones que pueden significar la única manera de ser verdaderamente felices.
    Un lástima. A mi entender Raúl se ha fallado así mismo y a ese idílico amor de viaje de fin de curso.
    Un abrazo.

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    1. Hola Francisco,
      Raúl se ha fallado a sí mismo y ha decidido apostar por pasarse la vida disfrazándose. Si la vida ya se nos hace a veces cuesta arriba cuando la afrontamos a cara descubierta, imagínate cuán pesada no te puede llegar a parecer si te empeñas en recorrer sus caminos cargando una mochila llena de prejuicios y miedos que pesan como si fueran piedras.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un abrazo.

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  22. Hola, Estrella. Creo que a Raúl no le va a ir bien con ese miedo que es capaz de ir en contra de su naturaleza. Esto de que Bea estuviera en casa de Raúl el día de navidad, son palabras mayores, quiero decir que Raúl tenía gustos compartidos. Al menos ya están todas las cartas sobra la mesa, porque Bea no creo que fuera tonta. Tal vez podrían intentar un trio, por qué no? Hablando en serio, está bien que se desmitifiquen y no se demonicen estas relaciones, que a ver si avanzamos un poco más deprisa. Por eso tu relato, aparte de que me ha gustado, es muy oportuno. Un abrazo.

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    1. Hola Isan,
      Me ha hecho gracia lo del trío y, pensándolo bien, quizá sería una buena opción ahora que está tan en boga lo del poliamor.
      Creo que, si dos personas están a gusto juntas, lo que menos debería importarnos es si son un hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres. Si una podría ser el padre o la madre de la otra, si una es negra y la otra es blanca o si una es musulmana y la otra cristiana. Lo que cuenta es que cada uno aprendamos a sentirnos a gusto siendo quienes somos y sintiendo lo que sentimos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un abrazo.

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  23. Hola, parece que Raul solo salió del closet para darse "una canita al aire". Lamentablemente esto parece que no pasó mas allá de una aventura y decidió regresar a la engañosa seguridad de ese closet antes que aceptar lo que es. Era el unico que faltaba ya que hasta sus amigos sabian su secreto y lo aceptaban.
    ¡Excelente relato!.. Saludos

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    1. Así es, Octavio. De poco nos sirve que los demás nos acepten como somos si los primeros que no estamos dispuestos a hacerlo somos nosotros mismos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un abrazo.

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  24. Tremendo giro final, Estrella, no lo vi venir, pensé que al final triunfaría el amor, aunque los prejuicios fueron más fuertes. Sin embargo, has plasmado tan bien al personaje, que ese final casi parece lógico, aunque muy triste. Seguramente la relación de Raúl termine pronto, je, je, y más estando Ben por ahí.
    Un abrazo!

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Pepe. Me alegra que te haya gustado. Como bien dices, el final es lógico, pero triste. La vida siempre es triste cuando nos empeñamos en negar nuestra propia naturaleza y nos forzamos a parecer otros.
      Un abrazo.

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  25. Hola, Estrella. Un relato muy realista, aunque, espero, que cada vez sea menos frecuente. Aquí se ve que el prejuicio obró un fino trabajo en el protagonista y que, aunque su entorno de amistades no lo condenaba, quizás la presión familiar sí lo hizo.
    Un abrazo

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    1. Mu chas gracias por leerlo y comentarlo, Mirna. A veces nos hace más daño la parálisis que nos provoca el miedo al qué dirán o al daño que podremos llegar a provocarle a los demás si nos mostramos como somos, que lo que acaba pasando realmente cuando nos atrevemos a dar el paso. Si los compañeros de Raúl se han percatado de su naturaleza, lo más probable es que su familia también lo haya hecho, aunque nunca le hayan sacado abiertamente el tema. Ese callar por ambas partes entraña el verdadero problema: la incomunicación, que siempre da pie a dar por hechas demasiadas cosas y a distanciarnos, aunque vivamos bajo el mismo techo.

      Un abrazo.

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  26. Hola, Estrella. ¡Qué difícil puede es ser uno mismo! El qué dirán y el posible rechazo de una parte de la sociedad hace que más de uno viva una vida muy infeliz.
    Un relato muy completo el tuyo, con un final lejos del fueron felices y comieron perdices.
    Te deseo lo mejor en el concurso. Un saludo.

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    1. Muchas gracias, Bruno. Por leer el relato y por comentarlo. Ser uno mismo es elegir el camino más arriesgado, pero el único seguro para alcanzar nuestra propia libertad. Nunca he creído en finales de cuento, sino en que somos como espejos que atraemos lo que proyectamos de nosotros mismos en los demás. Si me dedico a mentirme a mí misma y a mentir a los demás, no puedo esperar sinceridad ni transparencia por ninguna parte. Para cosechar, primero hemos de sembrar.

      Un abrazo.

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  27. Hola Estrella, que final tan triste e inesperado, las cosas pintaban bien para los dos y mira por donde no era todo como pensábamos
    Un abrazo y suerte en el concurso
    Puri

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    1. Muchas gracias, Puri. Por leer el relato y por comentarlo. La vida tiene estos arrebatos inesperados y nada acaba siendo lo que parecía.
      Un abrazo.

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  28. Hola, Estrella. Por desgracia tu relato es más habitual de lo que podría parecer en estos tiempos y aún quedan muchas familias que no admiten que sus hijos puedan querer de manera diferente a lo políticamente correcto.
    Un abrazo y suerte con el concurso.

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    1. Muchas gracias, MJ. Por leer el relato y comentarlo. Algunos padres idealizan de tal manera a sus hijos que ninguna posible pareja les encaja en sus expectativas. Es igual que sean parejas heterosexuales u homosexuales. Nunca es suficiente para lo que querrían para sus vástagos. Eso ocurre porque no son capaces de darse cuenta de que sus hijos no son una prolongación de sí mismos, sino personas independientes, con una vida propia y con derecho a vivirla como sientan que la quieren vivir. El choque entre esos padres y esos hijos siempre es inevitable, pero es la única manera de reiniciar la relación paterno-filial que mantienen y de aprender a reinterpretarla respetándose los mutuos espacios. Resignarse a no plantar batalla para lograr que nos respeten y nos acepten como realmente somos siempre es un error. Por evitarnos una discusión podemos llegar a echar por tierra toda nuestra vida.

      Un abrazo.

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  29. Es un poco triste que aún sea más sencillo salir del armario donde no te conocen para volver a entrar en el mismo armario cuando vuelves a casa. Aunque, quizás el protagonista, si tenía dudas sobre sus deseos salió de esas dudas con ese viaje de estudios. Cambió un amor por otro, si fue una elección libre de prejuicios, quizás sea un camino más largo de lo esperado. Sino será un sufrimiento oculto, amargo y ponzoñoso. Buen relato de amor.

    Me ha gustado el relato. Suerte en el tintero. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Carlos. Me alegra que te haya gustado.
      Lamentablemente, estas cosas pasan más habitualmente de lo que nos gustaría. Ante las primeras dificultades de labrar un camino propio, siempre hay quien decide seguir el que ya le han marcado otros, con toda la infelicidad que ello conlleva.
      Un abrazo.

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  30. Lástima que haya gente que no pueda vivir feliz por este tipo de cosas. Una historia con un final sorpresa , al menos yo no lo vi venir. El personaje está muy bien dibujado y el final le da coherencia.
    Saludos.

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    1. Muchas gracias, Pedro. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.

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  31. Cuando los prejuicios los tiene uno mismo. Qué triste. Buen relato, Estrella, me ha gustado. Un abrazo.

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    1. Muchas gracias, Lola. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo.

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  32. ¡Nooo!, estaba tan metida en la historia que ese final me cayó como un balde de agua fría 😭😭. Casi pude escuchar el sonido del corazón de Ben rompiéndose en cientos de pedacitos.
    Felicitaciones por el relato escrito, realmente has logrado sumergirme en la historia.
    ¡Me ha encantado!
    Mucha suerte en el Tintero.
    Un abrazo,

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Cynthia. Nos gusta esperar finales felices, pero la vida real acostumbra a ir muy escasa de ellos. Paradojicamente, cuando miramos nuestra vida con la perspectiva que nos da el tiempo, entendemos que lo mejor que nos pudo pasar fueron esos jarros de agua fría , esos baños de realidad que nos permiten conocer realmente a aquellos que creiamos amar y que nos amaban.
      Un abrazo.

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  33. Buen relato, donde Raúl aún no se atreve a enfrentar su realidad. Le pronostico un mal final porque, es muy agotador vivir una doble vida. Abrazos virtuales desde Venezuela.

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    1. Muvhas gracias, Raquel. Por leerlo y por comentarlo. Llevar una doble vida tiene que agotar mucho por esa lucha continua contra ti mismo. La vida no es tan difícil como nos empeñamos en planteárnosla. Los caminos intransitables los labramos nosotros.

      Un abrazo.

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