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Mostrando entradas de junio, 2024

Que me voy, que no vuelvo

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  Personajes: Juanjo- el marido Aurora- la esposa Jesús- el hijo Marta- la hija Primer acto: En el escenario se recrea una sala de estar con una pareja discutiendo. Aurora: Tanto insistir en que me casara contigo y total, ¿para qué? Juanjo: ¿Cómo que para qué? Pues para estar juntos y hacer nuestra vida, sin tener que darle cuentas a nadie. Aurora: Y ¿a esto lo llamas tú vida? ¿A pasarnos el día trabajando y luego llegar a casa para espachurrarte tú en el sofá y yo seguir trabajando como una idiota? Juanjo: Pues siéntate aquí conmigo y pedimos una pizza para cenar. ¿Qué problema hay? Aurora: Vale, y para que nos laven la ropa llamamos a una lavandería a domicilio y para que nos llene la nevera, llamamos a un reponedor del Mercadona. ¿Tú te estás pitorreando de mí o qué te pasa? Juanjo: ¡Menudos humos te gastas hoy! ¿Acaso te ha bajado la regla? Aurora: Mira, ¡esto sí que no te lo consiento! ¿Sabes qué te digo? Pues que recojo mis cosas y me largo. Aurora sale d

Obra'm la porta, que vull sortir d'aquí dins

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La darrera discussió amb la seva parella l'havia posat contra les cordes i, per primera vegada a la seva vida, va gosar traspassar una de les seves línies vermelles aixecant-li la mà. Acte seguit, va saber controlar-se i va poder evitar la botefetada que els seus instints semblaven decidits a propinar-li. Però el mal ja estava fet i ella va tenir prou amb aquesta intenció d'atac que no es va arribar a materialitzar per sortir correns i deixar-lo sol. Imatge trobada a Pixabay. La relació entre ells dos feia mesos que feia aigües per tots els seus connectors. Havien passat d'admirar-se mutuament a defugir tot contacte per intentar no ferir-se més de l'estrictament suportable. La Carolina era professora de matemàtiques a un institut de secundària, on la seva ment quadriculada s'havia guanyat un lloc d'honor entre els seus detractors. En el seu àmbit professional, li agradava tenir el control de totes les situacions, perquè temia que, si improvitzava, podia acabar

Desaparecido en Babia

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  Ernesto iba de camino a casa por el paseo marítimo, igual que había hecho cada día de los últimos quince años, los mismos que llevaba trabajando como administrativo en una empresa de servicios. A diferencia de otros días, aquel viernes se sentía especialmente cansado. Su marcha era lenta y, más que caminar, lo que hacía era arrastrar los pies. No tenía ganas de llegar a casa para vivir otro dejà vu : su mujer discutiendo con los dos hijos que tenían en común, las prisas para llegar al supermercado antes del cierre, la maratón de lavadoras y limpieza general de los sábados por la mañana o la desquiciante comida de todos los domingos con los suegros. Empezaba a estar harto de la vida tan insustancial que llevaba y sabía que tenía que hacer algo, pero siempre postergaba la decisión por miedo a las consecuencias que sus palabras pudiesen desencadenar en su mujer, que era quien siempre había llevado las riendas de todo. Imagen de escultura dedicada a Franz Kafka encontrada en Pixabay Aqu