Desaparecido en Babia

 

Ernesto iba de camino a casa por el paseo marítimo, igual que había hecho cada día de los últimos quince años, los mismos que llevaba trabajando como administrativo en una empresa de servicios. A diferencia de otros días, aquel viernes se sentía especialmente cansado. Su marcha era lenta y, más que caminar, lo que hacía era arrastrar los pies. No tenía ganas de llegar a casa para vivir otro dejà vu: su mujer discutiendo con los dos hijos que tenían en común, las prisas para llegar al supermercado antes del cierre, la maratón de lavadoras y limpieza general de los sábados por la mañana o la desquiciante comida de todos los domingos con los suegros. Empezaba a estar harto de la vida tan insustancial que llevaba y sabía que tenía que hacer algo, pero siempre postergaba la decisión por miedo a las consecuencias que sus palabras pudiesen desencadenar en su mujer, que era quien siempre había llevado las riendas de todo.

Imagen de escultura dedicada a Franz Kafka encontrada en Pixabay


Aquella tarde, cuando ya se encontraba a unos doscientos metros de su apartamento, algo extraño llamó su atención en la escena que escudriñaban sus ojos: el bloque en el que vivía había desaparecido. También sus aledaños. En su lugar había una pequeña playa tras la que se abría una llanura extensa poblada de arbustos, pinos y hierba. A lo lejos advirtió la presencia de un pastor que guiaba a su rebaño de ovejas con la ayuda de un perro.

Ernesto palideció de repente, porque le costaba creer lo que estaba viendo. Cerró con fuerza los ojos, sospechando que el cansancio y la mucha sed que le había provocado el bacalao que había comido al mediodía, le estaba haciendo ver visiones. Pero su casa no aparecía y el pastor se acercaba con paso firme.

-   ¿Acaso se ha perdido, señor?- le preguntó con ánimo de ayudarle.

-   ¿Por qué me lo pregunta?

-    Es evidente que no es usted de por aquí.

-   ¿Cómo que no? ¡Yo vivo aquí desde hace quince años?

-   En el pueblo, tal vez, pero en esta zona lo dudo mucho. ¿Acaso no ve que aquí no hay nada?

-   Pero, ¿cómo es posible? Le juro por mi vida que mi casa, al menos hasta esta mañana, estaba aquí mismo. Y en ella deben estar ahora mismo mi esposa y mis hijos.

-   Si usted lo dice, no seré yo quien lo ponga en duda, entonces. Que tenga usted suerte y la encuentre al fin.

Cuando Ernesto vio que el pastor seguía su camino descubrió que la playa grande del paseo por el que había llegado hasta allí también iba mutando en una prolongación de la llanura que se empeñaba en barrer el que había sido su barrio. No se veía un alma humana por ninguna parte.

Con las pocas fuerzas que aún le quedaban, se arrancó a correr tras el pastor y le abordó de nuevo:

-   Perdone, ¿cómo se llama usted?

-   Me llamo José, para servirle.

-   ¿A dónde lleva a las ovejas?

-    Al Mas de las Olivas, el lugar donde trabajo.

-    Y ese mas, ¿dónde está?

-    Pues en las afueras del pueblo. No me diga que no lo conoce.

-    Pues no, no me suena de nada.

-    Pero, ¿acaso no me ha dicho que lleva quince años viviendo aquí?

-    De hecho, nací aquí.

-    Permítame que lo dude. Parece usted en Babia. Y esa ropa que lleva... y cómo habla...

-   ¿Qué le pasa a mi ropa y cómo hablo?

-   La gente normal no se viste ni tampoco habla así. Parece usted de otro planeta.

-   Oiga, sin faltar, ¡que yo soy muy normal!

-   Pues a mí lo que me parece es que se ha escapado usted de una casa de orates.


Su mujer le esperó hasta media noche y, cuando hubo llamado a su empresa, a sus suegros, al hospital y a la policía, empezó a pensar que su marido la había dejado por otra. Ya hacía días que le veía raro y distante. De hecho, ella también estaba harta de él e incluso había empezado a ponerle los cuernos con un compañero de trabajo. El problema serían los niños, que aún eran pequeños y tendrían que acostumbrarse a la custodia compartida. Porque ella tenía muy claro que eran responsabilidad de ambos y ella sola no se iba a comer aquel marrón.

Al día siguiente, cuando ella y los niños fueron a buscar el pan, desde el paseo marítimo vieron un montón de gente en la playa. En un primer momento, no le dieron más importancia y siguieron su camino, pero cuando volvían con el pan y los croissants, advirtieron la presencia de los mossos d'esquadra y de una furgoneta de la funeraria. "Alguien que se habrá ahogado", pensó la mujer y apenas hizo ademán de acercarse ni de preguntar. Sus hijos, en cambio, insistieron en que querían ver al muerto. Ella trató de disuadirlos, pero el pequeño ya había salido disparado hacía donde yacía el cadáver en el momento en que procedían a su levantamiento.

El grito del niño rompió en mil pedazos la paz de aquella mañana de playa.



Estrella Pisa.


Relato de 858 palabras.

Aportación para el reto que nos propone este mes de junio el blog El tintero de oro, en homenaje a Kafka cuando se cumplen cien años de su muerte.




Comentarios

  1. Hola Estrella, un relato muy enigmático, me gustó como lo narraste. Ese final no lo deja a uno indiferente. Suerte en el concurso.

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  2. Hola Estrella.
    Ya sabes lo que se dice: ten mucho cuidado con lo que deseas. No por conseguirlo, sino porque estás condenado a no quererlo en cuanto lo consigas.
    ¡Con lo bien que estaba con la rutina diaria!
    Un abrazo
    Marlen

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    1. Muy cierto lo que apuntas, Marlen. A veces no tenemos muy claras las consecuencias de lo que deseamos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un muy fuerte abrazo.

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  3. Qué relato, Estrella.
    Las metamorfosis implican cambios trascendentes e irreversibles y en este relato lo son.
    Un enorme abrazo :-)

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    1. Muchas gracias, Miguel.
      Es tal como lo dices. No hay vuelta atrás ni para el que se decide a cambiar ni tampoco para quienes se verán afectados por dichos cambios. Es como un efecto dominó.
      Un enorme abrazo.

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  4. Hola Estrella, menuda sorpresa se llevó Ernesto, un final impactante. Abrazos

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    1. Esa sensación de irrealidad debe ser aterradora para quien la sufre. Sentir que todo a tu alrededor parece empeñado en contradecir tu versión de tu propia existencia y que cada paso te lleva hacia un abismo se me antoja una situación de lo más angustiosa.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Nuria.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Sin duda la transformación definitiva! Y es que parece ser que Ernesto llegó al límite! Parece ser que ahora está en un lugar más plácido y tranquilo, como deseaba! Un abrazote y mucha suerte en el concurso!

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Marifelita.
      Sin duda, todo tiene un límite y este pobre hombre no resistió más.
      Un fuerte abrazo.

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  6. Hola, Estrella. Un relato muy misterioso que has logrado girar muy bien desde la cotidianeidad de la escena inicial hacia un enigma muy impactante. La frase final es tremenda. Muy buena historia.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Marta.
      La vida cotidiana, tras su apariencia de normalidad, puede esconder situaciones de lo más surrealistas.
      Un fuerte abrazo.

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  7. Llegó a Babia por arte birlibirloque. Ya no tendrá que soportar a la familia, ya esta en su tierra y su tiempo soñados y podrá dedicarse enteramente al cuidado del rebaño.
    pronto se hartura pero no sé ya si le darán otra oportunidad.
    La mujer, como bien decías fuera de concurso, se va a comer el marron. él ni eso.
    Abrazooo

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Gabiliante.
      Me encanta lo de "por arte de birlibirloque".
      Un fuerte abrazo.

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    2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  8. Eso sí que es estar en Babia! A veces un golpe o un grito nos devuelve a casa, pero con la vida que llevamos, cada vez corremos más peligro de quedar por allí. Un abrazo

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    1. Muy buena observación, Juana.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un fuerte abrazo.

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  9. Es mejor tener cuidado con lo que se desea porque luego no hay vuelta atrás, muy bueno tu relato y como lo vas narrando, un abrazo.
    PATRICIA F.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Patricia.
      Me alegra que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

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  10. Hola Estrella. Pues nos queda la duda de si Ernesto vivió de verdad esa extraña experiencia, o todo fue producto de su imaginación. En todo caso no parece que le fuera muy bien en la vida y en su matrimonio, aunque todo el mundo debería tener la posibilidad de cambiar a mejor. Esos viajes temporales al pasado como el describes siempre son inquietantes y dan mucho que pensar, quien sabe si ocurren mas de lo que pensamos. Un abrazo.

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    1. Muy cierto, Jorge. No queda claro si Ernesto imaginó la situación esperpéntica en la que se vio involucrado o la vivió de verdad. Lo más probable es que sufriese una fuga disociativa de camino a su casa y que esa sensación de irrealidad le invadiese por completo. Igual vagó toda la noche por los alrededores de su casa, sin ser capaz de encontrarla y volvió a la playa para caer rendido y acabar ahogándose. Interpretaciones puede haber muchas. Y eso es lo bueno de no explicarlo todo, de dejar espacio a la imaginación del lector.
      Un muy fuerte abrazo y gracias por leerlo y comentarlo.

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  11. Muy curioso, y original. Mucha suerte, enhorabuena.

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  12. Hola, Estrella. ¿Fantasía o realidad la vivida por Ernesto? Nos dejas en la incógnita aunque el fin es igual de trágico para Ernesto.
    Te deseo lo mejor en el concurso. Un abrazo enorme.

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    1. Hola Bruno,
      Como le comentaba a Jorge, seguramente Ernesto sintió que la vivió de verdad, aunque en realidad fuese producto de una mala pasada que le jugó su propia mente.
      Un muy fuerte abrazo y muchas gracias por leerlo y comentarlo.

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  13. Creo el niño curioso fue el mas perjudicado, y si no estoy mal hay millones de personas viviendo vidas similares a los protagonistas del relato, hay algo triste en este mundo. Al que fue parece mucho mejor, mas tranquilo.

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    1. Estoy completamente de acuerdo con lo que dices del niño, José.
      Por desgracia, los niños siempre son los que más sufren en estos casos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un fuerte abrazo.

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  14. Menuda sorpresa de llevo Ernesto, no sabe si las cosas sucedieron en realidad o fue fruto de su imaginación
    Entretenida historia
    Un abrazo Estrella
    Puri

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Puri.
      A veces la mente es así de imprevisible y traicionera. Nos tiende trampas y caemos en ellas sin remedio i sin entender lo que nos está pasando.
      Un fuerte abrazo.

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  15. Hola Estrella pues a casa no regreso el protagonista. La cosa es que llego más lejos de lo que esperaba. Bien contado. Un abrazo.

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    1. Así es, Ainhoa. Pobre Ernesto y pobres sus hijos.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un fuerte abrazo.

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  16. Hola, Estrella. Parece que Ernesto decidió, consciente o inconscientemente (eso queda a nuestra elección) acabar con la vida monótona que lo mantenía en Babia. Gran historia. Un abrazo y suerte.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Enrique.
      Antes apuntaba la posibilidad de que hubiese sufrido una fuga disociativa, pero el suicidio también podría ser otra opción muy plausible.
      Un fuerte abrazo.

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  17. Un hombre que llego a un mundo que parece sencillo y más placentero, el mundo en el que vivimos puede ser sofocante, fue un buen cambio, que como todo tiene consecuencias en aquellos que dejo atrás

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    1. Sin duda es tal como lo explicar, Lucy.
      Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
      Un fuerte abrazo.

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  18. Hola, Estrella. Un giro final que da un vuelco a todo lo leído y proporciona a la primera parte una dimensión especial.
    Muchas gracias por participar y un fuerre abrazo

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Pepe.
      Nada es lo que parece y, en cualquier momento, todo se nos puede volver del revés.
      Un fuerte abrazo.

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  19. ¡Ay Estrella! ¡Cuántos y cuántas quisieran cambiar su cotidiana vida matrimonial por otra cosa y no se atreven... y este afortunado que l avida le dio la oportunidad de cambiarlo, y encima con playa, ¡va y se quita la vida! Algunos tienen lo que se merecen, por bobos y conformistas.
    Un abrazo y hasta pronto, compañera.

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  20. Hola, Estrella.
    El infeliz se convirtió en fantasma y su mujer sería libre de estar con el Otro sin ser mal mirada. Incluso, al estar casados y quedarse viuda, tendría su pensión por viudedad.
    No le salió mal la jugada.

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    1. Muchas gracias, Noelia. Por leerlo y comentarlo.
      La gran beneficiada de esta transformación de Ernesto fue, sin duda, su mujer. A ella sí que le cambió la vida y encima con subvención por la pensión de viudedad. Sin jugar, le tocó la lotería.
      Un fuerte abrazo.

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  21. Hola, Estrella!! Me gusta cómo has narrado esta historia y el final es muy inesperado e impactante. Buen trabajo. Suerte en el Tintero y un abrazo!!

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    1. Muchas gracias, Cristina.
      Me alegra que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

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  22. Hola, Estrella.
    Tu historia es muy enigmática, ya que no se logra saber si Ernesto está alucinando o no, y el final me resultó impactante.
    Mucha suerte en el concurso.

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Cynthia.
      Sí que es un relato enigmático, pero así da pie a una gran variedad de interpretaciones, pudiendo ser todas válidas o no serlo ninguna.
      Un fuerte abrazo.

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  23. Hola, Estrella. Un relato intrigante y con un final tremendo! Un abrazo

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    1. Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Mirna.
      Un fuerte abrazo.

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