Que me voy, que no vuelvo

 



Personajes:


Juanjo- el marido

Aurora- la esposa

Jesús- el hijo

Marta- la hija


Primer acto:

En el escenario se recrea una sala de estar con una pareja discutiendo.


Aurora: Tanto insistir en que me casara contigo y total, ¿para qué?

Juanjo: ¿Cómo que para qué? Pues para estar juntos y hacer nuestra vida, sin tener que darle cuentas a nadie.

Aurora: Y ¿a esto lo llamas tú vida? ¿A pasarnos el día trabajando y luego llegar a casa para espachurrarte tú en el sofá y yo seguir trabajando como una idiota?

Juanjo: Pues siéntate aquí conmigo y pedimos una pizza para cenar. ¿Qué problema hay?

Aurora: Vale, y para que nos laven la ropa llamamos a una lavandería a domicilio y para que nos llene la nevera, llamamos a un reponedor del Mercadona. ¿Tú te estás pitorreando de mí o qué te pasa?

Juanjo: ¡Menudos humos te gastas hoy! ¿Acaso te ha bajado la regla?

Aurora: Mira, ¡esto sí que no te lo consiento! ¿Sabes qué te digo? Pues que recojo mis cosas y me largo.


Aurora sale de la sala y, al cabo de unos minutos, vuelve a aparecer arrastrando una maleta.


Juanjo: Ah, pero... ¿lo de que te vas iba en serio?

Aurora: Ya ves que sí.

Juanjo: Pues que te vaya bonito. Yo voy a llamar a Telepizza.

Aurora: ¡Anda y que te den! ¡Así se te atragante!


Segundo acto:

El escenario recrea ahora una habitación a media luz. En la cama de matrimonio Juanjo parece dormir, cuando, sigilosa, entra en escena Aurora con los zapatos en la mano. Se desviste a oscuras y se mete en la cama. Juanjo se gira hacia ella y le espeta:

Juanjo: Bienvenida a tu casa de nuevo. Ya sabía yo que esta vez también volverías.

Aurora: Muy seguro estás tú de muchas cosas, pero la próxima vez no pienso volver.

Juanjo: Eso lo dices siempre y luego no te acuerdas.

Aurora: Ya lo creo que me acuerdo, pero tenemos dos hijos y me necesitan.

Juanjo: Nuestros hijos no son la excusa, porque la primera vez que te fuiste ellos no estaban ni en proyecto.

Aurora: Pero entonces era tonta del bote y, cuando se me pasaba el berrinche, me daba pena dejarte solo. Siempre pensaba que cambiarías.

Juanjo: Y no cambié.

Aurora: Para mi desgracia sí lo has hecho: con los años has ido a peor.

Juanjo: Mira quién se queja: la esposa y madre ejemplar...

Aurora: Mejor no te contesto, que me caigo de sueño y mañana tengo que madrugar.

Juanjo: Pues mucho mejor, porque yo también necesito un poco de descanso y tranquilidad.



Tercer acto:

Esta vez el decorado es un comedor, pero los muebles parecen de una época posterior a los del decorado del salón y los personajes se han hecho mayores. Juanjo y Aurora siguen discutiendo y sus dos hijos se posicionan del lado de Juanjo:

Aurora: ¿Se puede saber qué es esto?

Juanjo: Un tablero de ajedrez, ¿acaso no lo ves?

Aurora: ¿Y qué hace en la mesa? ¿No has visto qué hora es? La cena se está enfriando. ¿Es que nadie va a mover un dedo para ayudarme?

Juanjo: De acuerdo, mi sargento. Ya lo quitamos.

Jesús: Pero papá, si no hemos acabado la partida.

Marta: Y a mí me acabas de joder la grabación. ¡Ya te vale!

Aurora: Ah, pero... ¿ellos juegan y tú les grabas? ¿De qué va esto?

Marta: Va de que no te enteras de nada, mamá. Jesús ha resultado seleccionado para el campeonato de ajedrez. Papá le ayuda a entrenar y yo le grabo las jugadas para que él después pueda repasarlas y corregir sus posibles errores.

Aurora: ¿Y no podéis hacerlo a otra hora y en otro sitio?

Jesús: Pues sí, pero también podríamos tener otra madre y no a una cascarrabias como tú.

Aurora: Voy a hacer que te tragues lo que me acabas de decir, ¡mal hijo! Y tú, pusilánime,- grita mirando a su marido- ¿no le vas a decir nada? ¿Es que le vas a consentir que me falte el respeto de esa manera? ¡Os juro que esta vez sí que me voy!

Juanjo: Puedes hacer lo que quieras, pero quizá te puedas ahorrar la escapada.

Aurora: ¿Por qué lo dices?

Juanjo: Porque el que se va soy yo. Y la mía sí que es una decisión firme. Llevo más de veinte años meditándola.

Aurora: No te atreverás a irte y dejarme a mí sola con estos dos.

Juanjo: Ya lo creo que me voy y estos dos se vienen conmigo. Chicos: recoged vuestras cosas y, en cuanto lo tengáis todo, nos largamos. Ya le tengo echado el ojo a una casa en las afueras que os va a encantar.

Aurora: Te estás quedando conmigo, ¿verdad?

Juanjo: No, Aurora, no: Te estoy dejando tan sola como siempre has deseado estar. Tienes que ser consecuente con lo que deseas. A veces se acaba haciendo realidad.


Estrella Pisa


Microteatro para el reto que nos propone Merche Soriano para el mes de junio en su blog Literature and fantasy.




Comentarios

  1. Hola Estrella, muy buen microteatro, hay gente muy negativa y nefasta que solo se dedica a hacerle la vida infeliz a los demás. Tu personaje me parece tiene rasgos narcicistas. Me gusta que al final el marido decida irse de casa, al fin tener un poco de dignidad frente a los embates de esa mujer. Muy bien logrado. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Ana,
      Me alegra que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Hola, Estrella, pues esa mujer se lo merecía, por tóxica, demasiado ha aguantado el marido. Un microteatro muy bueno, que te incitaba a leer más y una puesta en escena sencilla con sus actos correspondientes y un gran final, de aplauso total. Me ha gustado mucho, una gran escena.
    Muchas gracias por participar.
    Un abrazo. :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Merche,
      Aurora encarna a la típica persona insoportable e insufrible, que se pasa la vida quejándose de los demás, pero es incapaz de darse cuenta del mucho malestar que siembra ella a su alrededor. Y el marido, demasiado aguantó y esperó para alejarse de ella.
      Muchas gracias por estos retos que nos propones. De no ser por ti, quizá nunca se me habría ocurrido escribir estos microteatros.
      Un fuerte abrazo y feliz verano.

      Eliminar
  3. Hola Estrella, está claro que hay que tener cuidado con lo que deseamos. Y ella se lo merecía. Un abrazo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Todo tiene un precio

La aprendiz de bruja

No quiero tu miedo