Dinero fácil
Carlos había salido de casa con el tiempo justo y le tocaba apretar el paso si quería llegar puntual a su trabajo. En los últimos días sentía que le costaba más de lo habitual despegarse de las sábanas y había llegado tarde en dos ocasiones. Trabajaba vendiendo bicicletas y su jefe no le había dicho nada la primera vez, pero la segunda le lanzó una advertencia. Su contrato finalizaba en quince días y, si seguía llegando tarde, no se lo prorrogaría. Aunque no le apasionara, aquel trabajo le permitía salir adelante. Temía perderlo y por eso caminaba sin ser consciente de otra cosa que no fuese su propia prisa. No advirtió que una chica le saludaba. Ella, que debía ser de las que no soportan que las ignoren, se le plantó delante y casi choca con él. Sólo entonces la vio. Desde que habían acabado el instituto no se había vuelto a cruzar con ella. Claudia se había ido a Londres, para trabajar como aupair, mientras Carlos siguió estudiando y se había graduado en ADE el año anterior. ...