El carro de Marina

 

A Marina le tocó empujar un carro al que siempre le faltó una rueda. Su madre murió muy joven y ella tuvo que hacerse cargo de su padre y de sus hermanos pequeños, siendo casi tan niña como ellos. Sacó coraje de donde no sabía que lo guardaba y logró sacar adelante a su familia, formando tiempo después la suya propia al lado de Manuel. Emigraron todos a Cataluña y Manuel encontró trabajo en una mina de carbón, en la que perdería la vida poco después. Marina tenía tres hijos pequeños que, unidos a sus hermanos y a su padre, suponían una responsabilidad descomunal sobre los hombros de un cuerpo tan pequeño como el suyo. Lejos de derrumbarse, se dejó los ojos cosiendo a todas horas para llegar a todo.



Años después llegaron nietos y bisnietos, y la vida le asestó una puñalada por la espalda al arrancarle a su hijo mayor por un maldito cáncer. Pero siguió adelante, subiendo y bajando cada día los cinco pisos que separaban su vivienda de la calle, hasta que los vecinos decidieron poner un ascensor. Pero un día tropezó con un bordillo y se rompió el fémur.

Le pusieron una prótesis y consiguió aprender de nuevo a caminar, pero poco después le detectaron un cáncer de páncreas en un estadio muy avanzado. Tenía noventa y cuatro años. Sabía que su carro había perdido su única rueda, pero se permitía la licencia de reírse de esa pierna que iba acabar enterrada sin haberse estrenado.



Estrella Pisa



A mi tía abuela Marina,

por su ejemplo impagable.


250 palabras

Microrrelato para el reto del mes de enero de El tintero de Oro.




Comentarios

  1. Espléndido homenaje a tu tía-abuela y a tantas mujeres de esta tierra. Un enomr reconcimiento a la vida misma. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Juana.
      Marina es una de esas personas atemporales con las que nunca se cansa una de conversar y de la que siempre aprendías algo bueno. Las doscientas cincuenta palabras del relato se quedan muy cortas para explicar su historia.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Qué sentido del humor.
    Como parece por el final, esa mujer existió. Me descubro ante ella.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Existió, Chema. Y se convirtió en uno de mis referentes en la vida. Cuando tengo días malos, siempre me reconforta recordarla porque siento que, si ella pudo con tanto, yo no tengo derecho a quejarme por tan poco.
      Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  3. Hola, Estrella. Un homenaje precioso, sí, como dice Juana. Un micro que muestra muy bien la dureza de un tiempo y unas vidas no tan lejanas como quizá ahora nos parece. La capacidad también de continuar siempre pese a todo y no rendirse. Muy buena historia.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Marta.
      Si tuviese que buscar una imagen para ilustrar la resiliencia, sin duda elegiría una foto de Marina. Fue una estupenda hija, una buenísima hermana, una madre coraje y una abuela, bisabuela y tatarabuela generosa y entregada. Se pasó la vida cuidando a los demás, pero nunca perdió la sonrisa, ni su buen humor. Vital hasta el último de sus días. Nunca la oí quejarse y eso lo dice todo de ella. Fue valiente de joven, pero también supo seguir siéndolo a medida que se iba haciendo mayor. Vivió sola hasta que se rompió el fémur, pasados los noventa años, y de no haber sido por el cáncer, creo que seguiría aquí, disfrutando de su prótesis y manteniéndose muy activa. Era un espíritu libre, pese a los lazos que la unían a los suyos. Y la imagino libre, allí donde esté ahora.
      Un abrazo muy fuerte, Marta.

      Eliminar
  4. Le tocó empujar un carro al que siempre le faltó una rueda, que bonito símil de las dificultades de la vida. Y sin embargo, cuando se han superado esas dificultades, mirar hacia atrás debe de producir mucha paz. Con razón se ríe Marina al final de sus días, la vida no ha podido con ella. Un abrazo, Estrella.

    ResponderEliminar
  5. Qué fortaleza, Estrella.
    Me iba pareciendo que el relato tenía más de real que de ficción y lo conforman los comentarios. Es una suerte encontrar en tu camino una persona así.
    Un enorme abrazo :-)

    ResponderEliminar
  6. Opino como Miguel Angel. A medida que avanzaba la historia se volvíaas yas inverosímil, así que sólo podía ser verdadera.
    Abrszooo

    ResponderEliminar
  7. Hola Estrella
    Hay seres que dan ejemplo de fuerza de voluntad en los peores momentos. Y hacerle un reconocimiento a través de tus palabras a uno de ellos, es digno de aplauso.
    Muy buen aporte al reto.
    Saludos
    Marlen

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Marilyn

Desaparecido en Babia

Mi camino no es de pan