Las cadenas de cada tiempo
A Jorge no le acababa de convencer el papel que le habían asignado en la obra que llevaban días representando. Y, a juzgar por la recaudación que estaban obteniendo en taquilla, parecía que al público la obra en sí tampoco le estaba entusiasmando. Había leído las críticas del día anterior y eran demoledoras: diálogos demasiado forzados, trama insulsa y falta de ritmo. Si el día del estreno habían conseguido un aforo del setenta y cinco por ciento, los días siguientes había ido bajando en picado el número de espectadores y todo apuntaba a que la obra acabaría suspendiéndose.
Estaba a punto de salir al escenario, en el que una dama de otra época le esperaba embelesada para que la deleitase con su verborrea de poeta enamorado. Sólo de pensar en la sarta de cursiladas que tendría que volver a soltar por la boca le venían arcadas. Pero se había comprometido con la compañía y debía cumplir, pues sus facturas no se pagaban solas. Aunque aquel día estaba dispuesto a saltarse unas cuantas reglas y decidió salir a escena guiándose únicamente por la improvisación:
- Inesita de mi vida, ¿cómo tú por aquí? Pareciera que últimamente no paras de hacerte la encontradiza conmigo.
- Jorge, ¿qué crees que estás haciendo?- le advirtió en voz baja el apuntador- Debes ceñirte al texto, por favor- Pero Jorge decidió ignorarle y seguir a su bola.
- ¿No dices nada, preciosa? ¿Acaso mi lenguaje del siglo XXI te ha dejado muda?- Marta, en su papel de Doña Inés, le miró desconcertada y miró después al apuntador, sin saber qué decir.
- Jorge, por lo que más quieras, haz el favor de respetar el texto. Te estás cargando la obra- le volvió a reclamar el apuntador.
- Más bien, yo diría que la estoy salvando, apuntador. ¿Acaso no oís las risas del público?- decidió involucrarle en los diálogos.
Estaba en lo cierto. Los espectadores, que llevaban media hora durmiéndose en sus butacas, de repente parecían haber despertado y no paraban de reír.
El apuntador, despojado de argumentos, decidió dejar de insistir y tal vez pensó aquello de "de perdidos al río". Total, sabía que la continuidad de la representación dependía de la taquilla que hicieran aquella noche y el aforo era insignificante. Al día siguiente, todos ellos estarían sin trabajo. De modo que le hizo una señal a Marta para que ella también se dejase llevar y que saliera el sol por Antequera.
- Muy envalentonado venís hoy vos, Don Juan. ¿Acaso os molesta que busque vuestra compañía? El hábito no hace a la monja, y aunque me veáis de esta guisa, mi cuerpo está vivo y no se alimenta sólo de los versos con los que me habéis tenido aburrida todos estos días- se arrancó Marta, aclamada por el público, que no salía de su asombro con el giro inesperado que estaba dando la obra.
- Cómo celebro oírte decir eso, Inesita, porque, vamos a ser francos, a mí también me ha desquiciado tener que soltarte toda esa rima con la que he tenido que darte la brasa. Lo que quiero de ti no es recitarte poesía en una apartada orilla, sino cubrirte de besos y caricias por todos los rincones de tu cuerpo y oír tus gemidos de placer cuando liberes tu deseo.
- Por Dios, Don Juan, no os desatéis de esa manera que desfallezco.
- Pues desfallece en mis brazos, mi dulce Inés, pero deja de una vez de tratarme de vos, despójate de ese horrendo disfraz que esconde tus lindezas y huyamos al siglo XXI.
- Pero ¿cómo pretendes que me despoje de estos ropajes si no tengo otros? No puedo escaparme desnuda.
- ¿Quién ha dicho que no puedas hacerlo? En el siglo XXI todo el mundo viste y se desviste como quiere y donde quiere.
- ¿Qué me dices!
- Lo que oyes. Yo tampoco tengo otras ropas que estos calzones y esta capa que me traen por el camino de la amargura. Me aprietan las costuras y la aspereza de la tela me provoca urticaria en mis partes nobles.
- Conseguirás que me sonroje...
- Pues ahora te voy a dar mayor motivo- diciendo esto empezó a desprenderse de sus ropas hasta quedar expuesto al público únicamente con un tanga.
- Madre mía, Juan. ¡Pero si estás buenísimo!- exclamó una Inés que se lo comía con los ojos.
- Ya te decía yo que no te arrepentirías de colgar esos hábitos por mis huesos.
- Más que por tus huesos, lo haré por otro de tus atributos.
- Vaya con mi Inesita, menos mal que era monja...
El público no sólo se desternillaba de la risa, sino que había tirado de whatsapp para avisar a sus contactos de lo que estaba pasando en el escenario y había empezado a llegar más y más gente.
- Por ti cuelgo los hábitos y lo que haga falta.
- Pues, ¿a qué esperas? Quítate todo eso de encima, que yo también quiero alegrarme la vista.
- Pero, es que así, a plena luz del día y con toda esa gente mirándonos, me da no se qué.
- ¿Lo dices por toda esta gente? - dijo señalando al público- No te preocupes por ellos: son del siglo XXI, ellos no tienen tantas manías como nosotros. La mayoría de ellos, en verano, van a playas nudistas y se tuestan en la arena como su madre los trajo al mundo. ¿A que tengo razón?- preguntó a los espectadores.
- ¡¡¡Síiii!!!- contestaron en masa.
- Venga Inés, que no tenemos todo el día.
Inés se desprendió del hábito y se quedó en una ropa interior del color de la carne que la hacía parecer completamente desnuda. Juan la repasó con los ojos de arriba a abajo y, tomándola de la mano, se acercó al borde del escenario:
- Nosotros acabamos de desprendernos de las cadenas de nuestro tiempo. Ahora os toca a vosotros, querido público, desprenderos de las del vuestro. Una misma historia puede resultar de lo más tediosa o de lo más fluida. Todo depende del lenguaje que decidamos utilizar para contarla.
Al caer el telón, el público aplaudió entusiasmado, creyendo que lo que acababa de ver era una adaptación muy libre de la obra de Zorrilla. No sospechaban que había sido la improvisación desesperada de un actor para intentar salvar los muebles y seguir teniendo trabajo en los días siguientes.
Estrella Pisa
Micro-teatro para el reto El teatro dentro del teatro que nos propone Merche en su blog https://Literatureandfantasy.blogspot.com para este mes de mayo.
Hola Estrella: ¡sublime! ¡Me ha encantado! Además tu microteatro crece en intensidad igual que la obra que se está representando, tus palabras se van animando conforme avanza el texto y de repente te ves sumergida en la propia obra a la espera de ver qué pasa al final, genial esos aplausos que yo también imito. Uno de los ejercicios que se suele hacer en teatro es la improvisación, improvisar texto, escena, personajes, para soltarse un poco y quitarse la vergüenza y también para, si se olvida el papel, tener recursos a los que recurrir. Aquí, Don Juan actor ha improvisado a la perfección y me encanta que Inés, al final, le haya seguido el juego porque, verdaderamente, ha quedado un estupendo microteatro y de ser cierta, es decir, de haberse representado en la realidad, hubiese cosechado esos mismos éxitos, estoy convencida de ello. También, muy bien conseguidos los diálogos, el lenguaje, la intriga, el ritmo, el por qué de su acción, la reacción de los personajes, el público, etc. ¡Muy bien!
ResponderEliminarGenial microteatro, de verdad, un gran aporte para el reto. Mil gracias por animarte a participar.
Un abrazo. :)
Muchas gracias, Merche.
EliminarMe vas a sacar los colores con tanto halago. La verdad es que tus palabras me han animado mucho y procuraré seguir enfrentándome a los nuevos retos que nos propongas.
A los que escribimos nos gusta que nos lean y, cuando alguien lo hace poniendo en ello tanto empeño como tú, siempre es muy de agradecer.
Un abrazo enorme.
Espero que el mensaje llegue allí donde debe. Sobre todo a los censores de los poderes fácticos.
ResponderEliminarYo también lo espero, Cabrónidas.
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un fuerte abrazo.
¡Qué maravilla de relato, Estrella!
ResponderEliminarQuitar el corsé de las palabras, aunque sean de El Tenorio y llevarlas a nuestro tiempo es un acto irreverente y sublime a la vez, que muestra frescura y el talento para dejarse llevar de los actores.
Un enorme abrazo :-)
Muchas gracias, Miguel.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Fue algo del todo improvisado. No podía dormir más, me levanté a las cinco y media de la mañana y me puse a escribir de un tirón una historia que salió sola. De hecho, suelo escribir siempre así, dejándome llevar por mis propios personajes.
Un fuerte abrazo.
Muy buen relato Estrella, tremendamente original. Felicidades. Un saludo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Antonio.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Woww, me super encantó! Tiene muy buen ritmo, se lee de corridito y no aburre, al contrario, pintaste una sonrisa en mi boca. Gracias por este maravilloso aporte al reto del microteatro de Merche, un gusto leerte. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarA mí me encanta que te haya gustado tanto.
Con lectores así da gusto escribir. Cuánta generosidad y cuánto cariño se desprenden de tus palabras.
Un fuerte abrazo.
¡Me va a dar algo! En esta mi madrugada mexicana, estoy de emociones en emociones. Por lo leído, por lo escrito, por todo! Pero tú, ESTRELLA, te has pasado!
ResponderEliminarEl comentario que hubiese querido escribir: el de Merche, palabra por palabra. También el de Ana.
Has hecho una creación magistral de habilidad para improvisar y salvar una obra del caos por la falta de audiencia. No puedes despegar los ojos una vez que comienzas a leer. Además es lindo, es muy humano, y por si fuese poco sacas sonrisas, muchas. Amena a más no poder. Bueno, estupenda. Gracias por este aporte tanto al reto.como a los corazones. Graciasssss! Abrazo tras abrazo 🤗🌹
Muchas gracias, Maty. Entre todas me vais a sacar los colores. De verdad que creo que no es para tanto. Sólo es un relato que surgió de la manera más espontánea una madrugada que no podía dormir más. No lo planifiqué ni tenía una idea clara de lo que iba a escribir. Fue algo totalmente improvisado, sobre la marcha. Me gusta dejarme guiar por mis propios personajes. Les dejo sueltos y les digo: "sorprendedme" y siempre lo acaban haciendo, a veces metiendo la pata hasta el fondo y otras con algo más de acierto.
EliminarUn abrazo enorme.
Hola, Estrella, pero que maravilla de pieza teatral. Tenía que representarse tal cual la has escrito. Me he reído leyéndolo y visualizándolo, que no me he perdido detalle. Un aplauso enorme!
ResponderEliminarMuchas gracias, María Pilar.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Estaría bien verla representada o que alguien la usara para hacerse un tic tock. De lo que se trataba aquí era de hacer algo desenfadado que rompiese con algunas de nuestras cadenas.
Un fuerte abrazo.
¡Hola, Estrella! Muy, pero que muy buena pieza nos has regalado. No solo es divertidísimo cómo usas ese lenguaje de otro tiempo, sino que de paso nos muestras una lección narrativa. Como queda demostrado, una historia puede ser un peñazo o una delicia dependiendo el tono y la manera que tengamos de contarla. Y encontrar esa manera es tan importante, o más, que el tratar de encontrar una historia original, algo que de por sí es una quimera teniendo en cuenta todo lo que se ha escrito desde el inicio de los tiempos.
ResponderEliminarCon este relato, escena de teatro, lo has demostrado a las mil maravillas. Me entusiasmó y me hizo reír. Un abrazo!!
Muchas gracias, David. Por leerlo, por reírte con mis ocurrencias y, sobre todo, por este comentario tan generoso que me anima a continuar escribiendo y a sentirme más segura sobre el terreno que piso.
EliminarComo bien apuntas, pretender escribir algo original es una quimera, pues seguramente todo esté escrito. Webs como El tintero de oro son una prueba irrefutable del mucho talento que hay por las redes. Pero no todo es tirar de ingenio. Conseguir que otro te lea y, no sólo llegue a entender lo que has escrito sino que además se lo pase bien haciéndolo... ése es el verdadero reto. Porque sin lectores, la literatura no tiene sentido.
Mil gracias, David.
Un fuerte abrazo.