La espada de madera
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Eran tiempos de sangre y de miedo, en los que la vida valía menos que la inmundicia que algunas mujeres arrojaban a la misma calle en la que los niños jugaban a diseccionar lagartijas movidos por la curiosidad de ver qué tenían dentro. Pedro era el más pequeño de todos, aunque también el más decidido. Tenía el firme propósito de llegar a ser caballero templario alentado por la figura de Fray Angelo, el hijo bastardo del antiguo señor de aquellas tierras, de quien su abuelo no dejaba de relatarle sus hazañas.
Sus compañeros, que como él eran hijos de campesinos que no tenían dónde caerse muertos, no paraban de reírse de sus ocurrencias.
- Pero, ¿tú quién te crees que eres?
Harto de sus burlas, Pedro dejó de jugar con ellos. Cada día, después de ayudar a su padre y a su abuelo en los campos, se iba al río a jugar solo, peleando contra un oponente invisible sirviéndose de una simple rama.
Una de aquellas tardes descubrió una espada de madera sobre el tocón en que el que solía sentarse. Tenía una longitud considerable y la empuñadura estaba labrada con bellos motivos que recreaban los de una espada auténtica. Pedro la tomó entre sus manos. Al principio con cautela, pero después alzándola y blandiéndola contra imaginarios enemigos.
Encontrándose estirado sobre la hierba, la segunda tarde que se ejercitó con la espada, Pedro se puso en guardia al oír unos pasos que se acercaban.
- Hola muchacho, ¿te importa si te hago compañía?
Pedro desconfió de las intenciones que pudiera tener aquel extraño y se levantó de un salto.
- Disculpadme, pero me tengo que ir- se excusó.
- ¿Por qué mientes?
- No miento, mi madre me andará buscando.
- Hace días que te observo: nunca te vas antes de que se ponga el sol.
- ¿Y por qué me observáis?
- Porque me pregunto por qué un niño tan espabilado como tú pasa tanto tiempo aquí solo. ¿No tienes amigos?
- Los tenía, pero no me entienden y se ríen de mí. Piensan que persigo un sueño imposible.
- ¿Y qué sueño es ése?
- Quiero ser caballero templario.
- Interesante propósito.
- Mis amigos dicen que, sólo los hijos de los nobles pueden aspirar a tal cosa.
- Y tienen razón, pero el destino de cada uno puede cambiar.
- ¿Lo decís de verdad?
- Creo que serías muy bueno con la espada.
- ¿Por qué lo creéis?
- Porque, aquí donde me ves, he sido caballero y he peleado en muchas batallas.
- ¿Qué me decís!
- Me juzgas por mi aspecto y crees que sólo soy un pobre diablo, pero hubo un tiempo en que mi vida fue otra muy distinta.
- ¿Qué os ocurrió?
- Pues que me creí mejor que los demás y me equivoqué. Cuando quise darme cuenta, me había quedado solo y deshonrado.
- Y ahora, ¿qué vais a hacer?
- Intentaré enmendar mi antigua soberbia viviendo en la más estricta humildad y ayudando a las personas que se crucen en mi camino.
- Pero, ¿cómo podréis ayudarlas si no poseéis nada?
- Precisamente explicándoles eso: que he tenido que perderlo todo, para darme cuenta de que, en realidad, nunca tuve nada. Ni todo lo que sueñas es tan glorioso y heroico, ni todo lo que tienes es tan miserable y angustioso.
- ¡Pero yo quiero luchar por tener una vida mejor!
- Y eso te honra y no debes cejar en tu empeño. Pero, lo que nunca debes hacer es despreciar lo que tienes.
- ¡Pero si no tengo nada!
- ¿Eso crees? ¿Acaso no tienes padres, acaso no tienes amigos, acaso no tienes un techo bajo el que cobijarte?
- Sí, tengo todo eso, pero no me basta.
- Yo también creía a tu edad que no me bastaba con tener una madre, unos amigos y un techo. Por eso, cuando recibí la visita de mi padre y éste me dio su apellido y me ayudó a convertirme en el caballero que soñaba ser no dudé en dejarlo todo atrás y en intentar demostrarle a todo el mundo que era mejor que todos ellos. Pero estaba errado.
- ¡Un momento! ya sé quién sois vos. ¡Sois Fray Angelo!
- Estás en lo cierto. Cuando dejé el Temple tuve que buscarme la vida pateando caminos y ofreciéndome como aprendiz a los artesanos con los que me iba tropezando. Gracias a ello pude trabajar en un castillo como carpintero. Pero las obras se acabaron y ha llegado el momento de volver al que fue mi hogar. Veo que te gustó la espada.
- ¡La hicísteis vos!
- Tengo algo de dinero ahorrado y he alquilado la casa en la que viví con mi madre, cuya planta baja pienso convertir en una carpintería. Si tú quisieras podrías ser mi aprendiz.
- Eso podría estar muy bien.
- Pues cuento contigo, pero antes quiero pedirte algo a cambio.
- Vos diréis, señor.
- Que lo primero que hagas como aprendiz sea una espada para cada uno de esos amigos que dices que no te entienden.
- ¿Y eso por qué?
- Para que puedas venir aquí con ellos y hagas posible que tu sueño, mientras juguéis juntos, sea también el suyo.
- ¿Vos creéis que la aceptarían?
- No conozco a ningún niño que rechace un juguete. No rechaces tú su compañía.
Estrella Pisa.
900 palabras.
Relato con el que participo en la 36ª edición del concurso de relatos de El tintero de oro, dedicada al Pentamerón de Giambattista Basile.
El reto era escribir un cuento de hadas, pero ¿dónde está escrito que las hadas tengan que ser mujeres? Para el protagonista de La espada de madera, Fray Angelo resulta ser una especie de hada dispuesto a enseñarle un oficio que cambiará su destino.
¡Genial! ¡Me ha gustado mucho Estrella! Muy bien narrado e hilado y perfecto para el concurso del Tintero. Mucha suerte. Un abrazo. :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Merche.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Que yo sepa, no lo pone en ningún sitio, por lo tanto, hay que empezar a romper arquetipos.;)
ResponderEliminarDesde luego que sí, Cabrónidas. Si pretendemos que las nuevas generaciones se eduquen en la igualdad, hemos de empezar por contarles cuentos en los que no se encasille a los protagonistas según sea su género.
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un fuerte abrazo.
Bravo ,muy bonito ,muy buena narracion ,que tengas mucha suerte ,te la mereces !
ResponderEliminarMuchas gracias, Julivert. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo enorme.
Muchas gracias, Estrella, por participar con este cuento en el homenaje a Basile y el Pentamerón. Un abrazo y ¡suerte!
ResponderEliminarGracias a ti por proponernos este nuevo reto. A mis neuronas les encanta exprimirse para ver qué son capaces de escribir en cada ocasión.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué bonito, Estrella! Un cuento muy bien escrito con un fondo precioso. Ser conscientes de lo mucho que tenemos aunque no lo parezca y valorarlo. Hay mucha ternura en tu historia y mucha esperanza también. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Pienso que, si un cuento no puede generar esperanza en aquellos que lo leen, no tiene ningún sentido que se escriba y que se cuente.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
Muy bonito el cuento y que tiernos personajes, bien contado y con gusto .
ResponderEliminarUn abrazo Estrella
Puri
Muchas gracias, Puri. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un cuento precioso con un GRAN mensaje, me encantó. Enhorabuena y suerte en El Tintero.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. Me alegra que te haya encantado. Creo que escribir es un poco como hacer magia. Si con un cuento somos capaces de provocar emociones en otra persona y de transmitirle algún mensaje, por sencillo que sea, entonces seguir escribiendo cobra todo su sentido.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Hola Estrella! Es un cuento fabuloso. Me ha gustado la ambientación, ceñida al reto y el lenguaje. La historia con su moraleja implicita es toda una alegoría a la vida. Cuida lo que tienes, aprécialo, valóralo. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, José. A veces los sueños demasiado ambiciosos nos hacen caer en trampas que nos acaban distanciando de lo mejor de nosotros mismos. Y es muy difícil que alguien nos haga entender dónde nos equivocamos, porque no nos valen los errores de los otros. Somos tan orgullosos, que reivindicamos nuestro derecho a cometer nuestros propios errores. Quizá por ello, no dejamos de darle vueltas siempre a las mismas cosas, generación tras generación. Aunque también es verdad que, si no nos equivocásemos nunca, la vida sería un aburrimiento insoportable.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy bonito tu relato, y me ha gustado mucho la moraleja! Apreciar todo lo que tenemos es lo primero antes de querer aspirar a más! Una gran enseñanza y un sabio consejo el de Fray Angelo! Un abrazo y mucha suerte en el concurso!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Quien no valora lo que tiene, tal vez no lo merezca.
Un fuerte abrazo.
El precio de la ambición es algo que solo conoce quien, como ese fraile que me sabe a avellana, tras alcanzar el éxito se pregunta si todo mereció la pena. Y por muchos cuentos que se escriban, incluso tan buenos como este, no aprenderemos y seguiremos cayendo en el mismo error una y otra vez. Es nuestro sino: pagar peajes para alcanzar destinos decepcionantes.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es, Isra. No aprendemos por más cuentos que nos cuenten, ni por más caídas que suframos. Todo lo ajeno nos parece mejor que lo que tenemos y, cuando alcanzamos la meta perseguida, nos sumimos en tremendas decepciones. Porque nada era para tanto ni merecía tanto esfuerzo.
EliminarMuchas gracias por leer el cuento y comentarlo.
Un fuerte abrazo.
En realidad, el personaje no tenía amigos. De haberlo sido, no se hubieran burlado de él.
ResponderEliminarPero la estrategia de regalarles una espada de madera, a cada uno, tiene su lógica. Y seguramente funcione.
Y en el futuro, tendrán aventuras juntos.
Saludos.
No tenía amigos, en parte, porque él vivía más en el futuro que en el presente que compartía con ellos. Y cuando alguien vive en su propio mundo no suele ser buena compañía para casi nadie. Si sigue la recomendación de Fray Angelo, igual les sorprende y consigue que le empiecen a ver con otros ojos.
EliminarMuchas gracias por leerlo.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella, que historia tan chula, de aventuras y sabios de caminos que retornan y comparten. Enhorabuena. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Ainhoa.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Es un cuento maravilloso y universal, cualquiera que lo lea sea aqui o en africa o en siberia podra entenderlo. Para mi que cumple todo lo pedido por los tinteros del oro.
ResponderEliminarAbrazo fuerte, muy bien narrado
Muchas gracias, José.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Cuidar lo que se tiene incluyendo los propios sueños en la vida de los demás, sin creerese más, sinhacerse menos, perfecto. Me ha gustado mucho, Estrella. Suerte y un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Juana.
EliminarSoñar acompañado siempre es más agradable que soñar solo. Más cuando los que sueñan son niños.
Un fuerte abrazo.
Al igual que hay hadas y náyades también hay elfos, enanos, y duendes ¿Porque´los ángeles no van a entrar dentro de arquetipo de seres benefactores? Faltaría más. Y con mayor razón si se trata de caballeros templarios.
ResponderEliminarAbrazo.
Por supuesto, Francisco. Cualquier persona con buenas intenciones le puede resultar un ser mágico a quienes se encuentra a su paso. Su género no altera en nada sus acciones.
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un fuerte abrazo.
Un cuento con equilibrio entre las partas narradas y dialogadas, que nos ofrece una lección de humildad. Desde luego, ningún niño rechazaría un juguete.
ResponderEliminarUn abrazo, Estrella.
Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Tara.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Tara.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Qué cuento más hermoso. Y con qué naturalidad lo has contado. Lo he visualizado... y sentido.
ResponderEliminarEnhorabuena!
Una abrazo
Muchas gracias, Volarela.
EliminarMe alegra que te haya gustado hasta el punto de llegar a visualizarlo.
Un fuerte abrazo.
Linda sensación transmites al expresar con gusto tu preocupación por estas cuestiones. Muy bien Estrella! 🌹🌹🌹
ResponderEliminarMuchas gracias, Maty.
EliminarUn fuerte abrazo.
Una historia muy tierna Estrella, realmente, me ha gustado mucho, que los niños no dejen de soñar y no pierdan las ilusiones.
ResponderEliminarUn abrazo.
PATRICIA F.
Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Patricia. Dicen que soñar es gratis y más cuando se trata de niños. Si a ellos no les dejamos soñar, apaga y vámonos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Estrella. Al igual que yo, has optado por incluir al temple en tu relato. A veces al perseguir nuestros sueños corremos el riesgo de no valorar otras cosas que tenemos a nuestro alrededor y que hacen de la vida algo que merece la pena. El chaval parece que aprendió la lección de vida de boca de ese antiguo caballero. Un relato con una primera introducción y una segunda parte dialogada que se lee con agilidad y nos ayuda a comprender las motivaciones de los personajes. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo, Jorge.
EliminarSí, últimamente he leído varias novelas en las que el Temple ha jugado un papel importante y, quieras o no, siempre acabamos escribiendo sobre lo que antes hemos leído.
Un fuerte abrazo.
Precioso cuento, Estrella
ResponderEliminarTienes una gran capacidad de emocionar que, al fin y al cabo, es el bien supremo de la comunicación, así que mi enhorabuena.
Un abrazo
Muchas gracias, Matilde.
EliminarQue una grande como tú me diga esto, es un verdadero premio. Espero seguir disfrutando por mucho tiempo de tus letras, porque tú sí que sabes cómo emocionar con ellas.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Sabios consejos la de este caballero caído en desgracia. Ahora su propósito en la vida es ser carpintero y ayudar a los demás. Creo que a nuestro joven protagonista le va a ir muy bien a su lado.
ResponderEliminarUn relato muy bien escrito y con grandes moraleja a, pues veo más de una. Felicidades.
Muchas gracias, Bruno.
EliminarMe alegra que te haya gustado el relato.
Un fuerte abrazo.
muy bueno. me ha encantado. la naturalidad , la fluidez con que avanza la narracion. y la parte dialogada, muy real y nada postiza se aguanta muy bien a pesar de la longitud. Tmbien esta muy decididamente encaminado a la moraleja.
ResponderEliminarme ha gustado mucho
abrazo y suerte
Muchas gracias, Gabiliante.
EliminarMe alegra que te haya gustado y que destaques la naturalidad y la fluidez del relato. En un principio, pasaba de las 1300 palabras y hube de recortar mucho para encorsetar la historia en las 900 que no podían excederse. Temía que perdiese parte de esa naturalidad.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella: Me ha gustado mucho tu relato, sencillo, ágil, con muy buen ritmo narrativo y una gran moraleja. El diálogo entre Pedro y Fray Angelo es muy ameno e instructivo. Muchas gracias, Suerte y besos.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti, Myriam. Por leerlo y por comentarlo.
EliminarLo que hace que escribir sea una tarea apasionante es poder compartir lo que escribimos con otras personas. Sin lectores no tiene sentido ningún relato.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Excelente trabajo. Un cuento redondo , con dos grandes personajes y un encuentro que cambiará sus vidas para siempre. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muchas gracias, Pedro. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Qué gran relato, Estrella!
ResponderEliminarHas escrito una historia redonda, controlando todos los detalles y dejando claro que las hadas pueden tener la apariencia que deseen.
Un fuerte abrazo :-)
Muchas gracias, Miguel. Eres muy amable y siempre estás ahí, leyendo lo que se me pasa por la cabeza.
EliminarEntre las personas con las que he compartido tramos de mi camino, he tenido la suerte de conocer a muchas hadas, pero también a muchos hados. De todos ellos y de todas ellas aprendí que la vida puede ser maravillosa si nos dignamos a mirar, a escuchar o a dejarnos guiar por aquellos que nos quieren bien, casi siempre a cambio de nada.
Un abrazo enorme.
Qué buen mensaje para los niños, Estrella! Me ha gustado mucho. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Mirna.
EliminarUn fuerte abrazo.
Me ha encantado el personaje de Fray Angelo, me pareció muy interesante su historia de vida. También el cuento tiene una narración fluida y fácil de seguir. Me gustó mucho. Mucha suerte en el Tintero. Un saludo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Cynthia. Me anima mucho que me digas que te ha gustado uno de mis personajes. A veces no es fácil darles credibilidad, más aún cuando los situamos en épocas que nos quedan muy atrás en el tiempo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un precioso relato, Estrella, con un mensaje que nunca debemos olvidar, valorar lo que tenemos y no despreciar nada. Me ha gustado mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lola. Soy de la opinión de que, quienes no valoran lo que tienen, quizá es porque no lo merecen. Me gusta la gente humilde, que sabe reconocer cuándo se equivoca y que no tiene reparos en pedir perdón cuando es necesario.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Estrella!! Cuánto me ha gustado tu cuento, especialmente el diálogo del niño con Fray Angelo, en el que este le habla de su pasado y le ofrece al muchacho enseñanzas muy valiosas como el valor de no creerse más que los demás y la importancia de tener amigos. Precioso. Un fuerte abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias, Cristina. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Hola Estrella! Un gran mensaje el que nos ofrece tu cuento: valorar lo que tenemos, dándole la importancia que se merece a la familia y a la amistad. Un saludo y suerte en el concurso.
ResponderEliminarMuchas gracias, Rocío. Celebro que te haya gustado. La familia y los amigos son lo más preciado que tenemos, después de la propia vida. No valorarlos como merecen es despreciar parte de nuestra naturaleza.
EliminarUn fuerte abrazo.
Caramba, me has dejado un nudo en la garganta. Una gran lección de vida, mucho más allá del cuento. ¡Bravo por tu templario, su aprendiz, y por la creadora!
ResponderEliminarUn beso y suerte en el concurso!
Muchas gracias, MJ. Creo que no es para tanto, pero me anima mucho leer este comentario tuyo. Espero seguir creando personajes capaces de emocionar.
EliminarUn beso y un fuerte abrazo.
Hola Estrella. ¡Bonito cuento! No estaría mal que aprendiéramos a apreciar todo lo que tenemos, antes de querer aspirar a más.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte en el concurso.
Muchas gracias, Trujamán.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Si no apreciamos lo que tenemos, tampoco seremos capaces de apreciar lo que consigamos, pues siempre tendremos la sensación de que merecemos mucho más.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella, qué fluidez de cuento, desde el primer párrafo me enganchó y después con ese diálogo entre pupilo y maestro. Es toda una lección de vida. Me ha gustado mucho. Un abrazote
ResponderEliminarMuchas gracias, Emerencia. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Estrella , una gran cuento con un mensaje precioso, mucha suerte, un Abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias, Lulita. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Tu bonita historia es un buen ejemplo de que desear cosas obviando las que ya se tienen acaba pasándonos factura; y no hay riqueza mayor que la de estar en paz con uno mismo.
ResponderEliminarSaludos y suerte.
Muchas gracias, JM. Coincido plenamente contigo en lo que dices de que la mayor riqueza es estar en paz con uno mismo.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Un cuento bonito y muy didáctico, con la obviedad por bandera y esos sueños que solo son zanahorias que nos ciegan de lo que en realidad sí tenemos.
ResponderEliminarMe encantó.
Un abrazo!
Muchas gracias, Pepe. Me ha encantado eso que dices de que las zanahorias nos ciegan de lo que en realidad sí tenemos.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
ResponderEliminarEnhorabuena Estrella por tu mención en Tintero compartido conel cuento dle compañero José Lezcano. Hasta pronto y abrazosss
Muchas gracias, Tara. Un lujo pertenecer a este universo que conforma el tintero de oro. Sois tod@s estupendos.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Estrella, felicidades por ese octavo puesto compartido en el Tintero de Oro. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge. Y enhorabuena a ti también por ese merecidísimo tintero de plata. Nos vamos leyendo.
EliminarUn abrazo muy fuerte.
¡Hola, Estrella! Es un placer compartir contigo un puesto número ocho, una mención, en esta edición de "El Tintero de Oro". ¡Enhorabuena!
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, José. Y enhorabuena a ti también. Tu cuento era extraordinario y para mí es un lujo que compartamos puesto en esta edición.
EliminarNos vamos leyendo.
Un fuerte abrazo.
Congrats, Estrella. 🥂👍
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