Más allá de la apariencia

 


Personajes:

Max Estrella- protagonista de Luces de Bohemia, de Ramón María del Valle Inclán.

Ramón María del Valle Inclán- autor de Luces de Bohemia.

Ana Ozores- Esposa del Regente de la Audiencia en la obra La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín.

Víctor de Quintanar- Regente de la Audiencia en la obra La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín.


Cuando se abre el telón aparece un escenario que recrea un velatorio de principios del siglo XX. La estampa es lúgubre y se describe en tonos muy oscuros. El muerto es Max Estrella, un poeta ciego entrado en años, caído en desgracia. Han puesto el féretro encima de la mesa de un salón sobrio iluminado apenas por unas cuantas velas dispuestas en los brazos de un par de candelabros. Muchos bohemios se han acercado a despedirse del poeta, con el que habían compartido noches desangeladas y miseria.

En un momento en que todos los presentes abandonan la habitación, Ramón María del Valle Inclán aprovecha para quedarse a solas con el muerto.


Ramón- Ya ves, querido Max, hacia dónde te han traído tanta lucha y tanto empeño. Tanto trasiego en las sombras para acabar olvidado de todo el mundo en este escenario de esperpento.

Ana: Perdone, señor, a lo mejor me meto donde no me llaman, pero ¿le está usted hablando al muerto?

Ramón: Eso a usted no le incumbe. Cada uno muestra sus respetos como mejor lo cree conveniente

Ana: Cierto, pero me parece una broma macabra que usted se atreva a presentarse aquí, después de haberle causado la muerte.

Ramón: No le falta razón, pero, ¿acaso un autor no es digno de contemplar su obra?

Ana: Perdone que se lo diga, pero usted no está bien de la cabeza.

Ramón: Haga el favor de no faltarme al respeto, porque no sabe de lo que puedo ser capaz.

Ana: ¿Me está usted amenazando?

Ramón: Podría interpretarse así. Los escritores tenemos las vidas de nuestros personajes en nuestras manos. Somos como dioses que deciden lo que hacen y deshacen con cada uno de ellos.

Ana: Es usted demasiado perverso.

Ramón: No se lo negaré, pero, ¿acaso cree que Max Estrella era mejor que yo? ¿Acaso usted misma se tiene por mejor persona?

Ana: ¡Yo soy la esposa del Regente de la Audiencia!

Ramón:¡No! Usted sólo es uno de los personajes de mi admirado Leopoldo Alas Clarín. No se las dé conmigo de lo que no es y nunca será. Además, ¿qué hace usted fuera de su novela? Nunca debería haber osado escaparse de las únicas páginas en las que él le dio derecho a existir.

Ana:¿Cómo se atreve? ¡Es usted un mal nacido!

Ramón: Y usted una señora de moral un tanto distraída, que va de digna cuando todo el mundo sabe que engaña a su marido nada menos que con el cura.

Ana: Creo que no es momento ni lugar para faltarme al respeto de esta manera- respondió muy digna, como si lo que acababa de oír no fuese con ella.

Ramón: Desde luego que no, mejor callemos porque acaba de llegar su marido.


El rostro de Ana cambió súbitamente de tono y le dirigió una mirada al escritor en la que se podía leer su miedo, pero también la súplica: "No le diga usted nada, por lo que más quiera".


Ana: Al final has venido, querido. Pobre Max, qué poca cosa somos para la importancia que a veces nos damos.

Don Víctor: ¿Qué hace usted aquí, don Ramón?

Ramón: Pues lo mismo que ustedes: despedirme de un viejo amigo.

Don Víctor: Max Estrella nunca fue su amigo, más bien fue su víctima. Usted le ideó una vida de lo más penosa. Debería haberse quedado usted en su casa, creando otros personajes, en lugar de venir aquí a asegurarse de que, lo que ha hecho, lo ha hecho bien.

Ramón: Ustedes tampoco eran sus amigos, entre otras cosas, porque pertenecen a una generación muy anterior a la suya.

Don Víctor: Pero nos solidarizamos con él porque tenemos en común el hecho de pertenecer al universo literario.

Ramón: Claro, claro. Lo entiendo perfectamente. Es curioso cómo coinciden su esposa y usted en ver la culpa en el corazón ajeno, pero ambos se guardan muy mucho de reconocer sus propias culpas.

Don Víctor: ¿A qué se refiere? ¿Qué sabrá usted de nosotros?

Ramon: Pues lo mismo que sé de Max Estrella. Yo a ustedes no les creé, pero sí he leído lo que Leopoldo escribió sobre ustedes. Conozco sus andanzas, por mucho que traten de escondérselas a los demás.

Don Víctor: No entiendo a dónde quiere ir usted a parar...

Ramón: No seré yo quien desvele la intimidad de los personajes que creó Clarín, pero ándese con ojo y no se fíe de las apariencias. A veces, la candidez resulta ser el disfraz que mejor le sienta a quienes pecan de moral distraída. Ni los santos son tan santos, ni los que parecemos tan culpables de todo lo somos tanto.


Don Víctor miró a su esposa, quien en ningún momento se había dado por aludida, y después miró a Ramón, con un gesto que le invitaba a que siguiera hablando. Pero el escritor se limitó a asentir con la cabeza y, volviendo a acercarse al féretro, se despidió de Max Estrella y se dispuso a abandonar la estancia sin cruzar ninguna palabra más con el matrimonio.


Don Víctor quiso pedirle explicaciones a Ana, pero ella fingió recordar que tenía una cita con su modista a la que ya llegaba tarde. Quien la esperaba, en realidad, era el cura del que se había enamorado perdidamente.

Ana: Lo siento, querido. Nos vemos esta noche en casa.



Estrella Pisa.


Microteatro para el reto del mes de enero que nos propone Merche en su blog Literature and Fantasy.

Fotografía de la portada de una edición de Luces de Bohemia.






Comentarios

  1. Hola, Estrella: ambas hemos coincidido en la inclusión de personajes literarios, yo también he recurrido a eso, aunque diferente argumento, el miércoles saldrá el mío. Te ha quedado muy bien, Estrella, el personaje del Tartufo aparece entre líneas, en el parlamento de los personajes y lo que sus acciones han hecho en cada una de las obras de las que son protagonistas. Creo que "tartufos" son muchos, lo somos en la vida real, es inevitable, a veces. Muy bien escrito, Estrella, y genial con las connotaciones literarias y el aporte de esas grandes obras de la literatura, un microteatro de lujo.
    Muchas gracias por participar.
    Un abrazo. :)

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    1. Muchas gracias, Merche.
      La verdad es que no las tenía todas conmigo con este micro. No acababa de convencerme porque dudaba que el personaje de Tartufo quedase reflejado en la escena.
      Un fuerte abrazo.

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  2. Hola Estrella, muy bueno y muy bien ambientado. Muy original la idea de que se encuentren personajes y un autor. Los diálogos muy inteligentes y mostrando siempre la doble cara de algunos. Te felicito.

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    1. Muchas gracias, Ana.
      Me alegra que te haya gustado.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Vaya personajes que has unido, Estrella.
    Ese conocimiento entre personajes de distintas obras y las relaciones a partir de cómo actúan en sus obras es interesante.
    Un fuerte abrazo :-)

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  4. Me ha encantado, Estrella. Le has puesto ingenio, divertimento y saber literario para encajar a cada uno en su papel. Ramón María de Valle Inclán con el genio que tenía, ya pensé que se iba de la lengua, pero ha preferido largarse sin despedirse, muy a su estilo también. Tartufo es el único que se me ha quedado un poco desdibujado. me imagino que es el cura con el que tiene la cita Ana Ozores. ¡Qué gran micro teatro! Para ser representado tal cual lo has escrito.
    Felicidades y un abrazo!

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    1. Hola María Pilar.
      Me alegra que te haya gustado. Cuando lo terminé y lo releí tuve la misma sensación que tú: Tartufo había quedado demasiado escondido. Tal vez debería haberle hecho comparecer en la escena. Pensándolo bien, no habría estado mal hacer aparecer al cura en una escena anterior administrándole la extrema unción al moribundo. Pero quizá se habría alargado demasiado y quería hacer algo breve.
      Muchas gracias por tu tiempo en leerlo y comentarlo.
      Un fuerte abrazo.

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  5. Qué original, me ha encantado y me he divertido. Gracias, Estrella. Aplausos y abrazo

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