Un mal augurio
El alba aún no había despuntado en el horizonte cuando Pep entró en la taberna del puerto. Su desgastado impermeable y su capucha le habían resguardado de la intensa lluvia y las piedras que alojaba en sus bolsillos le habían permitido mantenerse en pie. Aquella noche no había querido salir a pescar, pero tampoco había podido dormir, pensando en la suerte que habrían corrido sus compañeros. Cuando salieron del puerto el mar estaba en calma, pero a Pep no le convenció el color del cielo. Trató de alertar a los demás, pero se rieron de sus miedos. Las señales que advirtió en el ambiente le recordaron demasiado a las de otra noche de muchos años atrás, cuando siendo apenas un crío acompañó a su padre hasta su barca. Nunca regresó ni tampoco encontraron su cuerpo.
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Fotografía de un pescador de L'Escala realizada por Josep Esquirol (1874-1931) |
Cincuenta años después, sentado junto a la ventana, Pep fumaba su pipa en silencio. El humo acariciaba las arrugas de un rostro ceniciento que apenas transmitía emociones. Su atuendo era de un color indefinido en el que cabían todos los matices de la oscuridad. No tenía el ánimo para entablar conversación con el resto de parroquianos. Les ignoró cuando empezaron a llegar, hasta que intuyó que algo muy grave había ocurrido.
No tuvo que preguntar para saber que la tormenta se había tragado a sus amigos.
La historia volvía a repetirse y una fuente que creía seca en sus ojos, volvió a emanar lágrimas que se perdieron, rostro abajo, por los cauces que lo atravesaban.
Estrella Pisa
250 palabras.
Microrrelato para el reto que nos propone El tintero de oro para el mes de noviembre.
Hola, Estrella.
ResponderEliminarTu relato podría ser una escena del pasado o del ahora. Los pescadores fueron y serán héroes que luchan con la inclemencia de ese gran desconocido mar, y por mucho que crean que pueden gobernarlo, demasiadas veces como con tus letras, afloran esas lágrimas finales por un triste desenlace.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Irene.
EliminarCambian los tiempos, pero hay oficios que no cambian con ellos. Y el mar siempre impone su santa voluntad.
Un fuerte abrazo.
Me ha impresionado tu relato. Aunque breve, transmites una nostalgia palpable y la pesadumbre del sabio pescador que supo barruntar el peligro pero no le sirvió de nada. Me ha encantado la frase:
ResponderEliminar"Su atuendo era de un color indefinido en el que cabían todos los matices de la oscuridad". Espero que las lágrimas perdidas por los cauces que lo atravesaban le condujeran al cabo del tiempo a un pesar menor.
Gracias por compartir buenos escritos.
Muchas gracias, Marcos.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Escribir una historia en sólo 250 palabras siempre me resulta difícil, acostumbrada a extenderme en mis relatos. Pero me voy aficionando a ello gracias a estos retos que nos proponen los amigos del tintero.
Un fuerte abrazo.
Precioso, Estrella. Un micro atravesado de fatalidad, muy emocional y muy acertado en el tono narrativo: esa pesadumbre resignada que desde el principio hace intuir un desenlace trágico. Me ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Por leerlo y por todo lo que dices.
EliminarCon comentarios como el tuyo dan muchas ganas de seguir escribiendo.
Un fuerte abrazo.
Es un error frecuente del ser humano, no hacer caso a la voz de la experiencia! Y muy duro a de ser al que advierte de una catástrofe ser ignorado y despues darse cuenta que estaba en lo cierto! Una situación muy bien descrita, te haces perfectamente a la idea de ese sentimiento de impotencia y tristeza al mismo tiempo! Un abrazote Estrella!
ResponderEliminarMuchas gracias, Marifelita.
EliminarCreo que cada uno de nosotros necesitamos cometer nuestros propios errores para sacar un aprendizaje de ellos. No nos sirven los aprendizajes de otros y, tal vez por eso, como especie, no dejamos de tropezar con las mismas piedras.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella. Me parece que el texto transmite de manera eficaz una atmósfera cargada de melancolía y fatalismo. La descripción inicial, con Pep entrando a la taberna bajo la lluvia, ya marca un tono sombrío que acompaña al lector durante todo el relato. Los elementos del entorno, como la tormenta y las señales del cielo, están bien entrelazados con el estado emocional del protagonista, creando una conexión entre la naturaleza y sus sentimientos internos. Me pareció incluso emotivo. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Nuria, por tan generoso comentario.
EliminarHay días que se despiertan tan tristes como el ánimo de quienes los protagoniza.
Un fuerte abrazo.
Un relato con un mensaje muy fuerte, Todo lo que le sucede a tu protagonista es fruto de sus errores y su situación.
ResponderEliminarMuy bien narrado Estrella. Un abrazo
Puri
Muchas gracias, Puri.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Estrella, me ha emocionado leer tu relato, casi es como si estuviera presenciando lo narrado con tanta destreza literaria y emotividad puesta en cada frase y descripción del personaje, su recuerdo, el entorno y clima y sus lágrimas tan poéticamente resaltadas al igual que su vestimenta y estado de ánimo. Encantada de leerte, excelente relato. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Harolina,
EliminarPor leerlo y por tu generoso comentario. Me alegra que te haya gustado.
Un fuerte abrazo.
Muy buen micro
EliminarMuchas gracias, Guille.
EliminarUn abrazo.
¡Hola! Un relato que integra muy bien los factores del microrreto, personaje y entorno. Relacionado a todo el contexto y al propio personaje, me ha gustado mucho cómo aparecen las diferentes formas del agua: la lluvia, el mar, las lágrimas (incluso sus cauces)... Se palpa este elemento en todo momento.
ResponderEliminarMuchas gracias por participar en el microrreto. Un abrazo.
Muchas gracias, M. A. Álvarez,
EliminarMe gusta que pongas el foco en las distintas formas del agua que aparecen en el relato. El agua es fuente de vida, pero a veces también puede serlo de destrucción e incluso de muerte.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella, lo presentía y no por eso ha dejado de conmoverme. Qué gran descripción del personaje y la situación. He visto rodar las lágrimas silenciosas por ese rostro ceniciento. Aún contado en un tiempo pasado, me ha recordado tanto a lo ocurrido en Valencia. No supieron ver las señales del ambiente, es más, se rieron de él.
ResponderEliminarUn fuertemente abrazo, Estrella.
Muchas gracias, María Pilar.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Es cierto que recuerda a lo ocurrido en Valencia. Muchas de las desgracias naturales tienen en común el reguero de muertos y desaparecidos que dejan tras ellas. Cuando la naturaleza se enfurece y muestra su perfil más duro, es difícil evitar su impacto, pero en una sociedad civilizada como la nuestra, sí podrían minimizarse esos efectos, sólo con que fuésemos un poco más conscientes del riesgo que corremos al desafiarla. Si se construyese de forma más sostenible y menos especulativa, si se respetasen los cauces naturales del agua, si las decisiones sobre planes de emergencias y cambio climático recayesen en verdaderos expertos y no en los políticos de turno. Pero no aprendemos ni hacemos caso de las advertencias, hasta que el caos se impone y lo arrasa todo a su paso.
Un fuerte abrazo.
Que bien describes la tragedia interna del marino, que comprueba que la mar es traicionera y que con periocidad insistente y crónica, exige el tributo en vidas. Un marinero curtido que desborda en lágrimas como niño. Final emotivo.
ResponderEliminarAbrazo.
Muchas gracias, Francisco.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Un abrazo.
¡Hola Estrella! El mar puede llegar a ser muy traicionero, más en noches de tormenta, y este marino lo sabía bien.
ResponderEliminarDebe de ser una profesión muy dura y tu narras muy bien ese inevitable final cargado de nostalgia y dramatismo a partes iguales.
Un saludo.
Muchas gracias, Rocío.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Como bien dices, la de pescador es una profesión muy dura y arriesgada. El mar se ha tragado a demasiados, pero se impone la necesidad a la prudencia.
Un fuerte abrazo.
Ya pueden decir lo que quieran los meteorólogos. El olfato para interpretar las líneas del cielo la tienen los pescadores bregados; aunque, a veces, tengan que mirar para otro lado y jugarse el pellejo.
ResponderEliminarMuy buena aportación.
Un abrazo.
Totalmente de acuerdo con lo que dices, Chema.
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella, empatizo con Pep, y no solo por su nombre. Un relato cargado de emociones y de malas añoranzas pasadas. Me emocionó de verass. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Pepe.
EliminarMe alegra que el relato te haya despertado emociones.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella. El cielo y el mar ya auguraban la catástrofe, al igual que el rostro serio e impasible del pescador. No se debe despreciar la sabiduría de quien atesora tanto conocimiento acumulado, y el resto de pescadores lo pagaron muy caro. Supongo que Pep siente pena y cierta culpa, aun cuando quienes debieron hacerse responsables de su propio destino ignoraron todas las señales. La historia se repite y el destino vuelve a jugarle una mala pasada. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge.
EliminarSi ante una tragedia todos pudiésemos echar marcha atrás y volver a situarnos en las horas previas, nadie cometería el error de arriesgarse tanto. Pero no somos conscientes del peligro hasta que nos atrapa. Hay personas como Pep que, tras vivir una de esas tragedias, ha desarrollado la capacidad de captar las señales de peligro y se niegan a volver a pasar por lo mismo. Pero la propia experiencia sólo le sirve a cada cual. Es triste, pero los humanos somos así.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella, un relato muy, muy emotivo. Me ha gustado mucho la delicadeza con la que lo has contado. Un relato perfecto para el reto. Destaco esa foto del pescador que también me ha gustado mucho. Te felicito por un gran trabajo. Saludos.
ResponderEliminarHola, Estrella. Has descrito perfectamente los sentimientos y sensaciones del protagonista en esta historia tan dura. ¿Cuántas veces se habrá repetido esta historia entre pescadores en todo el mundo?
ResponderEliminarUn enorme abrazo ;-)
Muchas gracias, Miguel.
EliminarComo bien dices, es una historia muy dura que, desgraciadamente, se ha repetido demasiadas veces y en demasiados escenarios.
Un abrazo enorme.