Calladita estás más guapa
Alcestis, princesa griega que decidió sacrificarse y morir en lugar de su marido, el rey Admeto de Feras. |
Hasta esta mañana no he podido abandonar el hospital. Con el orgullo resquebrajado y el alma rota, no he podido hacerlo por mi propio pie, sino en una silla de ruedas de la que no podré desprenderme en mucho tiempo. La rehabilitación será larga hasta que mis piernas puedan volver a sostenerme. Pese a la gravedad de mis heridas físicas, lo que más le preocupa a mi médico, es mi mutismo. Está convencido de que alguno de los golpes que mi expareja me propinó en la cabeza debió afectarme el área del habla. Pobre hombre... ni se imagina que soy yo la que ha decidido no volver a abrir la boca.
Ya me advertía mi madre: "Calladita estás más guapa" cada vez que intentaba abrirme paso entre sus imposiciones. Se propuso convertirme en "Doña perfecta" y creyó conseguirlo cuando me vio casada con quien ella decidió. Según me decía, buscaba lo mejor para mí, pero no se daba cuenta de que yo no quería estar guapa, sino feliz. Yo no quería tener que medir mis palabras ni guardar mi compostura ante situaciones de las que sólo me apetecía salir huyendo. Pero nunca puede huir y cada vez que hablé, la respuesta llegó con insultos y golpes. El último casi me mata, pero no habrá ninguno más, porque no voy a volver a hablar. Como Alcestis, he vuelto de entre los muertos, pero guardaré silencio ante quienes permitieron mi sacrificio y no movieron ni un dedo por rescatarme de mi infierno.
Estrella Pisa
Microrrelato de 250 palabras inspirado en el mito de Alcestis, que protagonizó una de las obras de Eurípides, con el que participo en el nuevo reto de El Tintero de oro.
Hola Estrella, qué final con más fuerza y convencimiento, muy bien finalizado, consecuente con el mito y con tu escrito. Te felicito. Un abrazo. :)
ResponderEliminarMuchas gracias Merche. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Un retrato de muchas personas en la actualidad, Estrella.
ResponderEliminarSi una imagen valen más que mil palabras, tus doscientas cincuenta son toda una declaración de intenciones, el retrato de un mundo de situaciones que todavía se viven y padecen.
Un fuerte abrazo :-)
Hola Miguel,
EliminarPor desgracia, no sólo es un tema de actualidad, sino que parece ir en aumento. Apenas llevamos dos semanas del año nuevo y, ¿cuántas muertes por violencia de género llevamos ya?
Lo más triste de todo es que ninguna medida de las que se adoptan parece surtir el efecto esperado.
Más que nuevas leyes, lo que necesitamos es EDUCACIÓN. Educar para respetar, para desarrollar el sentido crítico, para cuestionarnos lo que intentan inculcarnos y no nos convence, para aprender que nadie es de nadie y que el verdadero amor no tiene que doler.
Muchas gracias por leer el micro y por comentarlo.
Un abrazo enorme.
Cuánto tragamos a veces por contentar a nuestros padres, cuando, sin pretenderlo, nos están conduciendo al infierno.
ResponderEliminarCierto, Cabrónidas. De ahí que sea tan importante aprender desde bien pequeños a decir "No" y a tomar nuestras propias decisiones, aunque nos equivoquemos.
EliminarUn abrazo.
Tremendo, Estrella. Menudo tema el de tu micro. Pese a la intención de callar que dice tener, la voz de tu protagonista es muy potente y me ha gustado especialmente ese último reproche a quienes guardan silencio permitiendo con ello el sacrificio. Muy buena historia.
ResponderEliminarMuchas gracias por tan generoso comentario, Marta. Me alegra que te haya gustado. No conocía el mito de Alcestis, pero lo descubrí hace un tiempo leyendo la novela La paciente silenciosa de Alex Michaelides. Me llamó mucho la atención y, cuando leí el reto que planteabas para este mes, tuve claro que Alcestis sería el mito escogido.
EliminarUn fuerte abrazo.
Pues para querer estar callada, el mensaje que nos presenta es tremendo e impactante! Los que la dejaron colgada y no cuidaron de ella no se merecen menos! Un abrazo!
ResponderEliminarMuchas gracias Marifelita. A veces el silencio, lejos de otorgar nada, lo que hace es hablar a gritos para quien se atreva a escucharlo sin sentirse avergonzado por lo que pueda llegar a escuchar.
EliminarUn abrazo.
Qué buen relato, Estrella. Y qué didáctico. Pones el dedo en un tema, desgraciadamente, de rabiosa actualidad. Y no parece que se esté acertando en el enfoque para que deje de estarlo. Ni en la educación, ni en la legislación.
ResponderEliminarFelicidades.
Un abrazo.
Muchas gracias Chema. Este es un tema que, lo cojas por donde lo cojas, siempre te acabas pinchando. Fallan demasiadas cosas desde sus cimientos. La educación debería pesar más que los egos obsesivos, no ya sólo en las relaciones entre hombres y mujeres, sino en las relaciones entre personas en general. Si no nos convence algo de alguien, no es tan difícil decírselo directamente y tratar de buscar una solución que nos beneficie a ambas partes, pero sin recurrir al insulto, ni al desprecio, ni a los golpes, ni a la humillación. Si no hay solución posible, poner distancia de por medio deseándose mutuamente lo mejor, es el remedio más inteligente. Porque ese ni contigo ni sin ti no tiene nada que ver con el amor. Es tortura que acaba envenenándolo todo y convirtiéndonos en la antitesis de lo que querríamos ser.
EliminarUn abrazo.
Hola Estrella un relato muy revelador. Calladita estas mas guapa una frase de maltrato pura y dura. Y la historia de Alcestis no la conocía. Gracias he aprendido mucho leyéndote. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Ainhoa. Me alegra leerlo.
EliminarUn abrazo.
Muy buen micro. Enhorabuena.
ResponderEliminarMuchas gracias Guille.
EliminarUn abrazo.
Hola, Estrella:
ResponderEliminarUn relato ficticio en el que das palabra a una realidad dolorosa. Quizá el ingenio sea la mejor manera de combatir lo inexplicable e inexcusable de la violencia de quienes se escudan en un “arranque de genio” para justificar su criminalidad.
Gracias por dar voz a tu ingenio, Estrella.
Muchas gracias por leerlo y comentarlo, Nino. Eres muy amable.
EliminarUn abrazo.
Me encantó tu relato, Estrella. La verdad es que cualquier tipo de violencia, es aborrecible. Desgraciadamente la violencia ejercida contra las mujeres es una de las más frecuentes y muchas veces, menos castigada. Uno siempre debe escuchar a su corazón. Un relato que es como un faro de advertencia. Saludos.
ResponderEliminarHola Ana. Me alegra que te haya gustado y te agradezco un mundo las palabras tan bonitas que has utilizado. Me ha llegado muy dentro lo del "faro de advertencia".
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola Estrella, gran sacrificio el de esta mujer... Cierras con un final deslumbrante y arrollador, el silencio ante quienes no movieron ni un dedo. Me encantó. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Núria. Por leerlo y por tan generoso comentario. Me alegra mucho que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Muy buen relato, Estrella, fusión excelente de mito y realidad cotidiana. Si es que hay silencios que matan, sobre todo cuando lo que consiguen es encubrir con su mutismo al agresor. Me ha gustado mucho tu micro.
ResponderEliminarUn abrazo
Muchas gracias Carles. Me alegra mucho que te haya gustado. Desde luego que hay silencios que matan. Nada puede herirnos más que sentirnos ignorados por aquellos a quienes, supuestamente, deberíamos importarles más.
EliminarUn fuerte abrazo.
Estupendo final que corona esa tragedia humana. Me ha encantado. Un abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias Juana. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn abrazo.
Este relato, tan bien logrado, eriza la piel. Preocupa, duele. La forma en que lo narras en verdad mueve lo más recóndito. Increíble que esto siga pasando y que aumente incluso. Un excelente cierre que es una demanda.
ResponderEliminarFelicitaciones!
Muchas gracias Maty. Como bien apuntas, es increíble que en el siglo XXI esto siga pasando y que incluso aumente. Algo estamos haciendo mal en la educación y en la justicia.
EliminarUn fuerte abrazo.
Ella ha sobrevivido pero con un trauma, que la lleva a no hablar, por voluntad propia.
ResponderEliminarCuando hay quienes se preocupan por ella, como el médico. A quien ella define como pobre hombre.
Hay una conexión con un mito, bien realizado. Bien contado.
Un abrazo.
Muchas gracias por leerlo y por tan generoso comentario, El Demiurgo.
EliminarUn abrazo.
Que triste y real es tu micro. Cuantas mujeres han de callar para que los tiranos no las violenten.
ResponderEliminarAquí si debería aplicarse a rajatabla una justicia divina.
Abrazo.
Te doy toda la razón en lo que dices, Francisco. Cuando es la víctima la que tiene que callar, la que tiene que esconderse, la que tiene que dejar de vivir la vida que le correspondería por no bajar la guardia, mientras su verdugo campa a sus anchas y encima no faltan quienes le rían las gracias, la justicia está muy lejos de ser justa.
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un abrazo.
Un relato estremecedor. Qué terrible tener que medir las palabras. pero creo que tu personaje no se va a librar de los golpes por estar callada. Esas bestias buscan los pretextos para sacar afuera toda su violencia y crueldad. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn beso.
Hola Rosa,
EliminarDesde luego que el silencio no la va a librar de futuros golpes y amenazas. Porque cuando la víctima opta por callar se la considera tonta, o se la trata de desacreditar en todas las facetas de su vida. Se la anula para poder seguir menospreciándola. Esta manera de machacar a las personas es de los crímenes más crueles que se pueden cometer. Estas malas bestias que hacen de ellos su única forma de entender la vida y las relaciones de pareja deberían recordar que, si están en el mundo, es por la generosidad y el sacrificio de una mujer: la madre que se dignó a parirlos. Cuando nos olvidamos de dónde venimos, es muy fácil perder el norte, traspasar líneas rojas y vaciarnos de dignidad, de decencia y de humanidad.
Un fuerte abrazo.
Hola Estrella, tu protagonista es victima por partida doble, de la pareja que la maltrata a su capricho y antojo, y de una madre posesiva que intentó encauzar su vida como ella quería y que probablemente le indujo ese carácter sumiso que tanto daño le hace. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Jorge,
EliminarMe alegra que hayas captado esa doble victimización. El machismo no tendría tanto protagonismo si algunas madres no inculcasen a sus hijas esa sumisión a los hombres prácticamente desde la cuna. Muchas gracias por leerlo y comentarlo.
Un abrazo.
Buen post. Feliz finde.
ResponderEliminarMuchas gracias Keren.
EliminarUn fuerte abrazo.
Esa cultura de antaño de casar a las hijas, bien casadas. ¡Que gran equivocación! Y todavía hoy habrá mujeres que se crean que tienen que aguantar. ¡Qué pena! Y qué dificil solución. La primera que tiene que reaccionar es la víctima y muchas veces no puede hacerlo, hundida en su desesperación. Un relato estremecedor, muy bien narrado.
ResponderEliminarUn placer leerte.
Muchas gracias José.
EliminarEn las relaciones humanas, hay tantas equivocaciones y tantos malos entendidos... Tendríamos que echarnos a correr cada vez que alguien, por muy madre o padre que sean, nos asegura que algo es "por nuestro bien". Olvidan que, en lo que concierne a nuestra propia vida, las decisiones las tenemos que tomar nosotros mismos y que sólo de nuestros propios errores podremos aprender, de verdad, a ser mejores personas.
Un abrazo.
AcabÓ en machismo pero empezó por la propia madre. autoritarismo, y aqui mando yo, que cuando es de un hombre,que sdemas suele tener la fuerza, se convierte en machismo y algo mas cuando se pasa a la agresion. Lo de la educacion que te he lleido mas arriba tiene dos problemas: el primero es que es muy lento, y el segundo que aun no hemos empezado.
ResponderEliminarabrazoo
Totalmente, Gabiliante. Es tal como lo expones. A menudo nos empeñamos en poner el foco sobre los hombres que agreden a las mujeres, pero nos olvidamos de las madres y los padres que siguen educando a sus hijas en la sumisión y la dependencia hacia los hombres. Te doy toda la razón en los dos problemas que le ves a la educación: es tremendamente lenta y aún no hemos empezado a ponernos las pilas con ella.
EliminarMuchas gracias y un abrazo.
Doblemente inválida. De piernas para salir corriendo, y en silencio.
ResponderEliminarBien compaginado con el mito elegido, Estrella.
Un abrazo y...¡el silencio invalida!
Muy buena observación, Tara. Doblemente inválida, porque el silencio invalida y nos aísla aún más, derribando puentes y levantando murallas.
EliminarUn fuerte abrazo.
Un cuento estremecedor, Estrella. Muestra bien como la educación es el pilar en el que se sustenta la lacra de la violencia machista. Por desgracia aún hay quienes siguen pensando que "calladita estás más guapa". Hay que cambiar la mentalidad educando en el respeto mutuo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carmen.
EliminarComparto totalmente lo que apuntas. Por eso hay que batallar por tratar esta lacra desde su verdadera raíz y no maquillando las apariencias, incidiendo en temas tan superficiales como el género en el lenguaje. Mientras no nos concienciemos de que tenemos que empezar a educar en el respeto a las personas, con independencia de que se trate de hombres o mujeres, estaremos a años luz de erradicar este problema.
Un abrazo.
Tremendo relato, Estrella, sobre todo por lo realista y actual. Muy bien relacionado con el mito griego. Un placer leerte, un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Lola. Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Una realidad reflejada en la mitología o la mitología ya denunciaba la realidad. En cualquier caso una lacra que perdura por los siglos y que no amaina. Dices que la educación nos salvará, pero esto se dice desde siempre, así que algo hacemos mal. Un buen micro de denuncia. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Isan,
EliminarMe ha gustado eso de "una realidad reflejada en la mitología o la mitología ya denunciaba la realidad". Desde luego que algo estamos haciendo mal, desde el principio de los tiempos. Muchas veces ha sido la propia educación la raíz del problema, al hacer diferencias entre hombres y mujeres ya desde la cuna o incluso desde el momento en que una ecografía ha revelado el sexo del bebé que se está esperando. La educación debe enfocarse desde otro prisma, mirando a las personas y no a su género.
Un fuerte abrazo.
Hola, Estrella. Una realidad reflejada en la mitología o la mitología ya denunciaba la realidad. En cualquier caso una lacra que perdura por los siglos y que no amaina. Dices que la educación nos salvará, pero esto se dice desde siempre, así que algo hacemos mal. Un buen micro de denuncia. Un abrazo.
ResponderEliminarAl estar duplicado este comentario, te he respondido al anterior.
EliminarUn fuerte abrazo.
¡Hola Estrella! Has escrito un micro con mucha fuerza. Me encanta como has utilizado la mitología para denunciar una situación que nos acompaña desde hace demasiado tiempo y que no logramos extirpar de la sociedad. Como bien dices más arriba estoy de acuerdo en que la educación es la clave para solventar este tema pero aún nos queda mucho por hacer. Un saludo.
ResponderEliminarHola Rocío,
EliminarMuchas gracias por leerlo y comentarlo.
En la educación está la clave, pero muchas veces la propia educación ha sido la raíz del problema. Dicen que nadie puede dar lo que no le ha sido dado. Si a los padres de un niño o de una niña les han inculcado unos valores que promueven las actitudes machistas, es muy difícil que logren inculcarles a sus hijos otra manera distinta de entender la vida.
Cuando abogo por la educación, no me refiero sólo a educar a los niños, sino a educarnos todos. A resetearnos cada vez que sea necesario y a desaprender lo que nos hiere, para aprender lo que nos salva.
Un fuerte abrazo.
Me ha gustado mucho tu micro, Estrella. En tan pocas palabras has descrito muy bien esa terrible realidad de maltrato que tantas mujeres sufren. Me ha parecido muy interesante la decisión de la protagonista de no hablar como forma de protesta. Enhorabuena y un abrazo!!
ResponderEliminarMuchas gracias Cristina, por leerlo y comentarlo.
EliminarHay tantas formas de protestar como personas. Ese silencio de la protagonista y de la propia Alcestis también se impone en una de las novelas más leídas de Isabel Allende, La casa de los espíritus, cuando Clara decide no volver a hablarle nunca más a su marido después de que este la golpease.
Un fuerte abrazo.
Hola. A veces la realidad opaca aquellas situaciones que, por lo terribles, parecen de leyenda. El silencio o la inactividad ante la agresión o la evidente equivocación produce mas daño que los golpes del agresor. Excelente relato.. Saludos
ResponderEliminarMuchas gracias Octavio.
EliminarEl silencio puede llegar a ser la forma más dolorosa de responder a quien te ha herido. Y si este se perpetua en el tiempo, puede llegar a convertirse también en la manera de recordarle a la otra persona que te ha hecho daño y que no la perdonas.
Un fuerte abrazo.
Una relato con mucha fuerza, Estrella, y de rabiosa actualidad. El silencio parece una salida fácil, pero es el miedo lo que hace tomarla. Qué trates el relato desde el punto de vista de la víctima es un gran acierto, se empatiza tanto que se acaba creyendo todo de forma natural. Excelente relato.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Estrella. Qué pena que la situación haga que la protagonista guarde silencio. Es doblemente víctima. Por un lado del marido, por otro, de la educación que recibió. No logra ni siquiera alzar la voz para denunciar la injusticia.
ResponderEliminarUn abrazo
¡Hola, Estrella! Qué bien has unido el mito con esa frase que todas, al menos las de mi generación, hemos oído: "Calladita estás más guapa". La denuncia al agresor y sobre todo a los que tenían que protegerla y han mirado para otro lado, queda clara. La situación que narras está tan anclada en la realidad de nuestros días, que duele. Ahora estará callada, sí, porque empezará a ser ella misma.
ResponderEliminarUn abrazo, Estrella.
Hola Estrella, que dura la situación que cuentas, con esa frase lo dice todo. Todo lo que narras está de actualidad y creo que al paso que vamos va a ser algo que no se solucionará nunca.
ResponderEliminarMuy bueno el párrafo final, con eso lo dice todo
Un abrazo
Puri
Hola. Estrella. Sobrecogedor tu micro estableciendo ese paralelismo entre el mito y la realidad. La gente que no admite réplica tampoco debiera tener compañía. Así que cuando tenga ganas de bronca que lo haga ante el espejo y, si quiere, que se abofetee y todo.
ResponderEliminarSaludos.
Hola. Estrella, un micro demoledor, tanto en quién está basada la historia, como en el personaje que representa (la violencia de género). bien hilvanado y con una impactante potencia emocional.
ResponderEliminarHay frases que desarticulan la vida, y hay silencios que pesan y lastiman más que mil palabras ofensivas, pues crean tumbas colectivas.
Genial micro, en la forma y el fondo. Felicidades